Hace unos días por azares del destino llego a mi patio una paloma herida. La de la fotografía adjunta. Venía a pedir protección, llena de miedo y heridas. Se la dimos, además de agua y comida. Un par de días después levanto el vuelo y nos abandonó para reunirse de nuevo con sus congéneres los que posiblemente fueran los que la maltrataron y agredieron, a tal punto, que estuvo muy cerca de morir. Ahora, algo más restablecida, vuelve al solar de vez en cuando y se posa a beber agua y comer algo y quiero pensar que también para agradecernos los cuidados que tuvimos en su día con ella. Esperemos que haya solucionados sus problemas con sus congéneres.
Pero en esta columna además
de hablar de la paloma herida, en especial quisiera
referirme a un relato de Pilar Blanco, una
amiga periodista que se nos fue joven para no volver más,
aunque dicen que solo se muere quien es olvidado y en
este caso muchos tenemos a Pilar siempre en nuestra
memoria.
En mi caso porque
en esta ocasión, nada más ver a la paloma herida, recordé una de
las más de cien columnas escritas por Pilar en
el periódico Madrid Sindical.
Esta columna me
causo gran impresión e incluso dolor. Me refiero
a la titulada “Gacela Herida”, ya que, tanto en el
fondo como en la forma, se parece a lo ocurrido con mi paloma herida, A continuación,
la transcribo tal cual la escribió Pilar a finales del siglo pasado:
"Gacela
herida"
Hace
unos días, saliendo, con paso vacilante, de buscar consuelo médico para mi
maltrecho cuerpo, fui sorprendida por un revuelo callejero; ya se sabe que en
esos casos una puede encontrarse o una pelea o un accidente de tráfico. En este
caso era lo segundo.
En
efecto, una mujer joven acababa de ser atropellada por una moto. Mientras otro
motorista, éste un mensajero, recogía el contenido de su cajón volcado, la
motorista y otra mujer levantaban del suelo a una mujer presa de los nervios y
el llanto. Se movía con dificultad y entre todas quisimos convencerla de la
conveniencia de acudir a un centro médico cercano para que fuese atendida
adecuadamente, en tanto ella recitaba de continuo palabras que ahogaban el
llanto y entre las que pude descifrar algo así como que no podía, pues tenía
prisa y debía de realizar algún trabajo y recoger a las niñas.
Comprobamos
que podía moverse sin gran dificultad, deduciendo que en principio no existían
grandes problemas, pero no cejaba de llorar y alguien preguntó que, si no
quería acercarse al centro sanitario, por qué lloraba. En mi experiencia de
accidentes apunté que debía ser por los nervios, entonces entendí con claridad
lo que decía, “no puedo porque tengo que cocinar y recoger a las niñas”, para
rematar con una frase que ya cuesta digerir a estas alturas, “además, mi marido
me va a regañar”. La motorista y yo intercambiamos una mirada de espanto y no
fuimos capaces de conseguir que esperase a tomar un respiro. ¡Paloma
resistente, gacela herida! “
Pero quien era Pilar
Blanco…
![]() |
| Pilar Blanco en su despacho de CCOO de Madrid a finales del siglo pasado. |
Trabajó de metalúrgica en una
empresa que ya no existe: Isodel, una empresa del metal
situada en el polígono industrial de Méndez Álvaro, en Madrid, empresa que
vivió muchas movilizaciones y una autentica crisis en los años 80... Allí
estaba ella de enlace sindical, al lado de sindicalistas que les llevaban años
de experiencia sindical, luchando por sus compañeros de Isodel. En aquella
época se podían contar con los dedos de la mano las mujeres que se dedicaban a
representar a los trabajadores. Pilar era una de ellas.
A Pilar le gustaban las palabras,
así que cuando cerraron su empresa, en la década de los 80, finalizo periodismo
y fue una periodista de raza. Cuando colaboro en CCOO de Madrid en los 90,
apenas existía el gabinete de comunicación como tal y fue ella, conjuntamente
conmigo, quien más contribuyo a que CCOO se diera a conocer entre los medios de
comunicación de la Comunidad Madrileña.
Cuando en el año 2000, se hizo
cargo de la dirección de Madrid Sindical, periódico de CCOO de Madrid, que
llego a editar mas de 150.000 ejemplares en papel, volvía de una larga baja
laboral por una grave operación, de la cual en su recuperación tuvo incluso que
aprender a hablar, andar y leer correctamente. Supo sobreponerse a sus miedos y
sus dudas y superándolo con sobresaliente.
Sus más de cien columnas de la
última página del Madrid Sindical, primero firmando como Pilar Blanco y después
con el seudónimo de Clara Pérez, o Feli Gutiérrez, como homenaje a sus abuelas,
dan muestra de su capacidad y pensamiento sindical, social y político sobre los
temas y las personas. Este es el libro que le dedicaron sus compañeros de
CCOO de Madrid. Pinchar aquí: Que
florezcan cien rosas.
Cuando llegaba el 23 de abril
-día mundial del libro- siempre regalaba varios libros para algunos amigos,
sobre todo para recordarnos que teníamos que ver menos la TV y leer
más libros. Tenía también razón en esa aseveración.
![]() |
| Paco Naranjo, en la entrega de uno de los premios Pilar Blanco |
Pilar, metalúrgica, sindicalista
y periodista, triunfo, en todo lo que se propuesto, excepto en una cosa: la
lucha contra el cáncer, la cruel enfermedad que se la llevó por delante.
Pero incluso en este doloroso
trance, ella, Pilar, con la seriedad y dignidad que le ha caracterizado toda su
vida, pidió a su familia y amigos poder ir a descansar para siempre en el patio
de la casa de su pueblo, al lado del olivo, rodeada de peonías y azucenas y
cerca del lilo centenario.
Después de su fallecimiento, a
propuesta de CCOO de Madrid, en su recuerdo y homenaje, se creó el Premio Pilar Blanco a la
Comunicación Sociolaboral, galardón que otorga la Fundación Sindical Ateneo
1º de Mayo. Su objetivo es reconocer el trabajo de profesionales y medios
de comunicación que se distinguen por divulgar noticias de interés
social y laboral. Estos premios buscan valorar una comunicación
comprometida con las causas laborales y la defensa de los derechos de los
trabajadores, así como noticias que reflejan luchas y realidades sociales
relevantes.
En fin, podría seguir escribiendo
sobre Pilar ampliamente, pero con este breve resumen espero
sea suficiente. En cuanto a la paloma herida, tengo que decir que
cuando envié esta columna al periódico lleva varios días sin aparecer. O nos ha
olvidado o es que ya no puede volver...
Francisco Naranjo Llanos,
director Fundación Abogados de Atocha (2013-2024) y sindicalista de CCOO.
Pilar Blanco Villarroel, nació en
Villalcón (Palencia) el 15 de julio de 1946 y murió en Madrid el 29 de enero de
2007.
P.D.- Este articulo también se
puede leer en la sección de OPINION de
Madridiario.es



Que hermoso homenaje, amigo Paco
ResponderEliminarGrande Paco, grande Pilar y ese magnífico equipo formado por CCOO de Madrid
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