LEMA DE ESTE BLOG...

LEMA DE ESTA BLOG: ... hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida. (Miguel Hernández)

NOCHEVIEJA EN LA ESTACION DE IMPERIAL

 

Antigua estación de RENFE de Imperial (Cerrada en 1987)

Era un 31 de diciembre de los finales de los años 60 del siglo pasado. Acababa venir de Extremadura a trabajar de Factor de  Circulación (Jefe de Estación en estaciones pequeñas), a la estación de Renfe de Imperial en Madrid, también llamada la estación de "Las Pulgas", con poco más  de 20 añitos y esto es lo que pasó, o al menos es lo que yo recuerdo que me paso. De verdad verdadera...

Las campanas de la iglesia están sonando
Anunciando que el año viejo se va (va, ya se va)
La alegría del año nuevo viene ya
Los abrazos se confunden sin cesar

         (Canción: Faltan 5 pa las doce)

Ya saben mis queridos lectores que la memoria es frágil y según como tengas el estado de ánimo recuerdas las cosas de una manera  u otra, pero de verdad verdadera -más o menos- esto es lo que recuerdo que ocurrió aquella Nochevieja de hace ya muchos años en aquella pequeña estación de contorno ferroviario madrileño llamada IMPERIAL,  cerrada en 1987 y posteriormente derribada cuando se realizó la operación urbanística del Pasillo Verde. Estos fueron mis diez minutos interminables: 

 -Quedan diez minutos para que sean las doce de la noche y lógicamente para que den las doce campanadas y así pasar al próximo año.

-Ya tengo preparadas las uvas, espero que no me pase como el año pasado que me quedaron dos sin tomar. Las voy a contar de nuevo, no vaya a ser que ponga de más o de menos. Están las doce. A ver si hoy no me lió con los cuartos.

-Me doy cuenta que a mí alrededor esta todo apagado, oscuro y silencioso, solo muy lejos se escucha un breve rumor. Voy a subir la radio para escuchar mejor el sonido de las campanadas de la Puerta del Sol. Ya solo quedan cinco minutos.

-Recuerdo las horas que han pasado hasta llegar a este momento. Llegue a las ocho de la tarde, como todos los días, mi compañero de relevo me estaba esperando. Le firmo la entrega del servicio. No hay novedades. El último tren paso hace ya dos horas y no se espera ninguno más hasta después de las doce. Hoy hay previsto pocas circulaciones.

-A los compañeros del turno que tendrían que entrar conmigo ahora, les dije ayer que no vinieran a currar hasta después de las uvas. Otros dos que cambian su turno a las diez de la noche, se irán dentro de un rato. Todos ellos tienen planes para esta noche. Unos piensan tomar las uvas en una fiesta con los amigos,  otro dice que va a ir a la Puerta del Sol. La mayoría pasaran la fiesta en familia.

-Yo no tenía ningún plan previsto. Estamos en 1969. Mi familia y mi novia están en Extremadura. Mis compás se habían buscado su rollo para hoy y a mí me ha tocado el turno de noche y encima a doce horas, de ocho a ocho y tiro porque me toca. Así que disfruten ellos. Yo como ya tenía asumido que tendría que trabajar esta noche tan especial, pues me alegro por ellos. Casi todos también tenían que estar aquí conmigo, pero ya que estoy yo, les he dicho a unos que vengan tarde y a otros que se vayan temprano… y que se diviertan por mí. 

-Quedan tres minutos para las doce y la radio cada vez se oye peor. Ahora mismo se escucha la canción de Rosa Morena, mi paisana, "Échale guindas al pavo". Le subiré el sonido de nuevo. Espero que no se quede sin pilas. Ya lo que me faltaba. Sería el colmo después de la cena que he tenido. Bueno es un decir... pues tampoco he comido tan mal. El mayor problema el sabor a lata recién abierta. Quizás tuve que abrir las latas antes, pero a lo hecho pecho.

-La verdad es que los pimientos rellenos, una vez que los calenté, al margen del sabor a lata, tampoco estaban tan mal y las sardinas un poco bastas, quizás tuve que comprar caballa, pero ya no es tiempo de lamentarme. El vino estaba también bueno. Mosquea un poco que el tapón no fuese de corcho, solo llevaba un plastiquillo como tapón, así  que no sé, no sé. En fin no le daré más vueltas. Además  piensa que es una noche más, con la única diferencia es que hoy es un año y dentro de unos momentos otro.

-Bueno insisto, no le des más vueltas, que ya están a punto de dar las campanadas. Tengo las doce uvas preparadas y el botellín de sidra en su punto. Yo creo que está bastante fría. Nevera no tengo, pero como la puse al fresco cuando llegue a las ocho, tiene que estar bien fresquita. Su marca no es conocida, no es “el Gaitero”, pero me han dicho que es de lo mejorcito del mercado.

-Joder, quedan apenas sesenta segundos para las doce y la radio casi no se oye. Encima ya no se puede subir más el sonido. Con una mano me lo acercaré a la oreja y con la otra me tomare las uvas. Después brindare con la sidra.

-Se acabo el año viejo, un año fatal y ya estamos en el nuevo,  con nuevas ilusiones y nuevas perspectivas. Las uvas me las he tenido que tomar a voleo pues se apago la radio.

-Vale, vale, “nuevas perspectivas”,  pero  yo aquí más solo que la una, brindando y hablando solo, con la mierda de sidra que me han vendido y encima está caliente, sabe a orines  –ha meao diría yo- y decían que era buena. La radio ya no se oye y mis compañeros seguro que pasándoselo pipa con sus amigos y su familia y encima aun tardaran más de una hora en venir, aunque no debería quejarme, porque yo mismo les dije que no tuviesen prisa.

-Para más INRI, al margen de las flojas luces de la estación, que parece que estamos en un camposanto, el entorno esta cada vez más oscuro y silencioso. Ya ni ruidos de fondo. Solo falta que viniese alguien desconocido y que me pegara un susto “de muerte” para terminar la noche.

-Joder, ya son la una de la noche, yo aquí más solo que la una,  un día como hoy cinco horas solo y los compañeros no acaban de llegar. Ni compás ni nada,  vaya cara más dura.  Se van a enterar estos cuando vengan. Vaya horas de venir a trabajar. La sensación de soledad y las lágrimas de rabia, que me han rodado por las mejillas, “para ciento y un año” que no me van a volver a salir, al menos solo.

-No y cien veces no, ni compañerismo, ni hostias. Si hay que joderse nos jodemos todos y no solo el pardillo y  gilipollas de turno. Hasta aquí hemos llegado. A partir de mañana al que llegue tarde le abro expediente. Se acabo.!!. “Una y no más dijo Santo Tomas”.


Camilo: Faltan 5 pa las doce 

Francisco Naranjo Llanos, Director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.

NO AL OLVIDO: 49 ANIVERSARIO DEL JUICIO AL PROCESO 1001

1973: seis de los 10 dirigentes de CCOO procesados en el 1001 en la carcel de Carabanchel.

El
20 de diciembre de 2022 se cumplen 49 años del comienzo del juicio del "Proceso 1001" en 1973, cuando 10 sindicalistas de CCOO eran juzgados ante el TOP. (Tribunal de Orden Público franquista).

No olvidemos, cuando algunas personas se llenan la boca hablando de las palabras libertad y democracia hay que recordarles que fueron las personas trabajadoras, como "los 10 de Carabanchel", los que con su sacrificio, cárcel, exilio e incluso algunos con su muerte en tiempos de la dictadura franquista. conquistaron la libertad y la democracia en nuestro país.

Pero vayamos a su historia: El 24 de junio de 1972, hace ya algo más de 50 años, diez de los sindicalistas que componían en aquellos momentos la dirección de CCOO, - “los 10 de Carabanchel”- fueron detenidos en el convento de Los Oblatos en Pozuelo (Madrid), encarcelados, procesados y condenados en el juicio del Proceso 1001, iniciado el 20 de diciembre de 1973, a un conjunto de 162 años de cárcel.

Los sindicalistas detenidos y encarcelados en aquellas fechas fueron:

Marcelino Camacho Abad, Eduardo Saborido Galán, Nicolás Sartorius Álvarez de las Asturias, Francisco Acosta Orge, Luis Fernández Costilla, Francisco García Salve, Juan Muñiz Zapico, Fernando Soto Martín, Miguel Ángel Zamora Antón y Pedro Santisteban Hurtado.

Todos ellos fueron encarcelados y juzgados un año y medio después, el 20 de diciembre de 1973 por el Tribunal del Orden Público, (TOP), tribunal de represión franquista y condenados a un conjunto de 162 años de prisión, por el mero hecho de estar reunidos hablando de la necesidad de luchar por la libertad sindical y la democracia en España. (Asociación ilícita al pertenecer a CCOO dijeron los del TOP).

Estas fueron sus condenas: para Saborido 20 años y seis meses, para Marcelino 20 años, para Sartorius y García Salve 19 años, para Soto y Muñiz Zapico 18 años, para Paco Acosta, Zamora, Santiesteban y Fernández Costilla 12 años.

De los diez compañeros mencionados ya no están con nosotros cinco de ellos: Marcelino Camacho, Luis Fernández Costilla, Francisco García Salve, Juan Muñiz Zapico y Fernando Soto.

Tuve la suerte y también la edad de conocer a todos ellos, a excepción de Fernández Costilla y Muñiz Zapico, que murieron muy jóvenes. A MarcelinoCamacho, GarciaSalve y Fernando Soto, incluso les dedique en su día un breve artículo en su memoria y homenaje. Pinchando en sus nombres se puede leer las reseñas.

Del resto que voy a decir: Todos ellos son grandes personas y referentes del movimiento obrero en nuestro país. Que puedo decir de Nico Sartorius, Miguel Angel Zamora, Pedro Santiesteban, Paco Acosta y Eduardo Saborido. Solo contare, que, aunque ya los conocía, a partir de la conmemoración del 40 aniversario, en 2013, año que la Fundación Abogados de Atocha le concedió su preciado premio anual. Por un cúmulo de circunstancias positvas tuve la suerte de intimar algo más con ellos, participando en diversos actos y cursos a delegados y delegadas sindicales jóvenes a lo largo de cuatro años por toda la geografía de nuestro país, del 2013 al 2016.

Cursos que se realizaron a iniciativa de la secretaria confederal de Formación de CCOO, cuyo responsable era por aquel entonces Javier Lopez Martin, persona con gran sensibilidad social y política, que impulso los cursos y jornadas denominadas “del Proceso 1001 a los Abogados de Atocha”. Lástima que aquella iniciativa no tuviera continuación, pues los cursos online estan bien, pero donde se ponga el vivo y el directo…

De Asturias a Extremadura, de Galicia al País Valencia, de Cataluña a Andalucía, pasando por Cantabria, Aragón, Castilla la Mancha y Madrid, es decir una parte importante de la geografía de nuestro país, impartiendo historia del movimiento obrero y en especial de nuestras queridas CCOO a más de 1.600 delegados y delegadas sindicales, ávidos de aprender y conocer la historia de su sindicato participando activamente en estos actos. Claro que el equipo de “profesores” de los encausados en el llamado Proceso 1001, era de lujo: Saborido, Acosta, Sartorius, Santisteban y Miguel Ángel Zamora.

Pero para hablar del Proceso 1001 y también de los Abogados de Atocha, -otro de los hechos históricos ocurridos en nuestro país, de gran trascendencia política y social- participaron también personas que vivieron directamente aquellos momentos, relacionadas con la Fundación Abogados de Atocha.

De todos los participantes, me gustaría enfatizar la emotividad, a la hora de relatar el entorno socio político y el atentado de Atocha 55, de Alejandro Ruiz-Huerta, presidente de la Fundación Abogados de Atocha y sobreviviente del atentado criminal de la extrema derecha en Atocha 55. Y aunque es de sobra conocido, me sigue impresionando, la facilidad de palabra y a su vez la profundidad de lo que dice, las intervenciones de Nicolás Sartorius, la frescura y cercanía del lenguaje de Cristina Almeida, la seriedad y convicción en los planteamientos de Pedro Santisteban, la rigurosidad de Paco Acosta, la facilidad para contar anécdotas dramáticas, pero con mucho sentido del humor, de Eduardo Saborido y la gran memoria histórica de Antonio Montesinos, abogado que este verano pasado cumplió 96 años y mas que mayor, lo que tiene es juventud acumulada.

En aquellos actos, además del tema protocolario de los cursos, lo fundamental era dar a conocer la historia del movimiento obrero, el Proceso 1001, los valores del sindicalismo de clase, como pudo desarrollarse el sindicato en unas condiciones tan difíciles…, como fue la dictadura franquista…, los despachos de abogados laboralistas…, lo que supuso para la democracia en España el atentado de Atocha 55, etc., etc. Todas ellas preguntas que era y es imprescindible responder. Lastima que estas cosas no se den en los colegios, o al menos en los colegios públicos, pues esto es tambien  HISTORIA DE ESPAÑA.

Proceso 1001: Sin libertad no hay derechos 

En aquellos eventos, nos centramos en dos hechos históricos: El Proceso 1001 y los Abogados de Atocha, hechos ocurridos en 1972 y 1977. Cinco años de diferencia y un nexo en común: la lucha por la libertad, la democracia y la justicia social. Y que mejores profesores que las propias personas que protagonizaron esos hechos, algunos de ellos fundadores de las Comisiones Obreras en plena y cruel dictadura franquista.

En fin, tendría mucho que decir y contar de todo lo que aprendí conviviendo con ellos, verdaderas historias vivas de nuestro país, pero para un breve artículo de opinión para recordar a estos héroes que lucharon por la libertad y la democracia de nuestro país y no por la “libertad de beber cervezas”, creo que es suficiente. Sólo me gustaría finalizar diciendo que tanto para los encausados y condenados a 162 años prisión del Proceso 1001, en Diciembre de 1973, hace ahora 49 años, como a los Abogados de Atocha, dedicarle la frase del escritor francés Paul Elurd: "Sí el eco de su voz se debilita, pereceremos".

Francisco Naranjo Llanos, director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.

HOMENAJE A UN HOMBRE BUENO

Grupo de personas que han participado en el homenaje a Domingo Bartolomé


El sábado 17 de diciembre de 2022 las organizaciones sociales y políticas de Guadalajara: PCE, IU, CCOO Y FORO POR LA MEMORIA,  así como un amplio grupo de amigos de Sigüenza y de otros lugares de nuestro país, hemos rendido un entrañable homenaje, a una gran persona, a un sindicalista histórico, a un músico, a un Político, a un educador de la sociedad, en definitiva a un hombre bueno. Esta persona se llamaba Domingo Bartolomé Pinar, fallecido el pasado 20 de noviembre, en su casa de Sigüenza (Guadalajara). 

Entre otras personas han intervenido en el acto: Daniel Touset, coordinador de IU de Guadalajara, Javier Morales secretario general de CCOO Guadalajara, Pepa Paez, secretaria general del sector ferroviario de CCOO, Xulio Garcia, por el Foro por la memoria de Guadalajara, Diego Molina, IU de Latina (Madrid), Jesus González Martín “Chuchi”, Mariano Alonso, Angeles Yague ..

Por mi parte esta ha sido mi intervención en dicho acto:

En Sigüenza, su pueblo y el mío, se nos ha muerto como el rayo Domingo Bartolomé, a quien tanto queríamos...
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal le ha derribado

He querido comenzar citando al gran poeta del pueblo Miguel Hernández, adaptando uno de sus poemas más conocidos: "Elegía a Ramón Sije", a la ocasión, porque me consta que Miguel Hernández era para Domingo uno de sus poetas favoritos, por no decir el que más.

Domingo se nos fue el fin de semana del 20 de noviembre a los 83 años de edad en esta ciudad. Nació en Alcázar de San Juan en 1939, pero se consideraba un seguntino de corazón, pues con poco más de 10 años ya vivía en Sigüenza. Y fue en estas tierras donde conoció a Amparo su querida compañera y fue en esta bonita ciudad, en la que se caso y aunque vivió en Madrid muchos años, fue en Siguenza donde desarrollo su sueño de toda la vida: su pasión por la música, participando activamente en la creación de la Banda de Música de Siguenza. Gracias por el homenaje que le ha realizado recientemente esa banda.

También en esta ciudad es donde ha sido concejal por Izquierda Unida en la legislatura 2015/2019. Agradezco a el equipo de Gobierno del ayuntamiento por haber decretado al día siguiente de su fallecimiento, un día de luto oficial en su memoria.

Hoy los compañeros de IU, de CCOO y del Foro por la Memoria de Guadalajara y otros muchos amigos, han programado este acto, en el que estoy orgulloso de haber tomado la palabra. Todo es poco lo que se haga por Domingo en su recuerdo y memoria.

Conocí a Domingo a mediados de los años 70 del siglo pasado, en los comienzos de las reuniones preparatorias del Pleno de Representes Ferroviarios, organismo unitario que creamos en RENFE para negociar el primer convenio colectivo, al margen del sindicalismo oficial verticalista. Convenio que se firmo en diciembre de 1976. Ya ha llovido desde entonces.

Desde aquellos primeros tiempos (Domingo, más que yo) pertenecíamos a ese grupo de compañeras y compañeros ferroviarios que luchábamos para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera en el ferrocarril, hace ya cerca de cincuenta años. De aquellos tiempos y del primer congreso del sindicato ferroviario de CCOO celebrado en 1978, así como de la agrupación ferroviaria del PCE, he conservado una excelente amistad, con él y con su familia. Con Amparo, su compañera, fallecida en el 2005, hace ya 17 años, y con sus hijos Ernesto y Amparin. Incluso uno de mis hijos pasó algunos días de vacaciones en Sigüenza con ellos.

Cuando escribí estas lineas, recordaba a algunos queridos compañeros ferroviarios de aquellos tiempos que se nos han ido quedando por el camino y que se fueron en silencio, como Vicente Muñoz Frias, Jose Luis Martino, Benito Barrera, Pepe Alonso, Tomas Sebastian, Miguel Zurdo, Manolo Cachan de Madrid. Manolo Solis de Lerida, Emiliano Domínguez de Salamanca, Nuñez Neira de Santander, Pepa Vázquez y Manolo Navarro de Sevilla, Salvador Barea de Malaga, DEP todos ellos. Tristemente, ahora nos despedimos de Domingo Bartolomé.

Domingo era de esas personas que podía pasar desapercibida, pero siempre estaba allí, a las duras y a las maduras. Yo no le recuerdo de mítines, no era ese su perfil, pero si lo recuerdo cuando en los comienzo de los años 80, nos ponía las pilas, ejerciendo de secretario de organización para extender sus queridas CCOO a lo largo y ancho de la red ferroviaria, o cuando nos contaba la situación de las siempre escasas finanzas, a pesar de nuestra gran afiliación en las empresas del sector. Llegamos a tener 25.000 personas afiliadas durante sus mandatos como responsable de organización y finanzas del Sindicato Ferroviario de CCOO.

Domingo fue una de las personas que más hizo por ampliar CCOO en el sector ferroviario en su conjunto. Reitero lo de su “conjunto”, porque cuando muchos de nosotros solo pensamos en Renfe, la empresa principal, él nos recordaba a las otras empresas más pequeñas como FEVE o las contratas ferroviarias. De hecho, él fue durante varios años consejero de FEVE representando a CCOO. El sentido de “sindicato de clase” y no de “empresa”, siempre lo tenía en mente.

Cuento estas cosas relacionadas con el sindicalismo, pero saliéndonos de él, también podría recordar que le llamábamos “el músico”, por su afición a la música clásica y a otras artes, como por ejemplo su gran afición a lectura. En los tiempos de mis muchos años que he estado de responsable de comunicación en CCOO de Madrid, cada vez que pasaba por mi despacho Domingo era para preguntarme si el sindicato había publicado algún nuevo libro.

Recuerdo también que la primera vez que fui a la Unión Soviética me dio una clase magistral, con “pelos y señales”, de lo que podíamos ver en Moscú, Y no creáis que estaba allí todos los días, creo que viajó a Rusia una sola vez.

Entre las múltiples anécdotas positivas que podría contar de él y con él, recuerdo una que me impacto. Seria a finales de los años 70 (1978/79) y eran las fiestas de Aluche y en ella conocí personalmente a Simón Sánchez Montero y a su mujer Carmen Rodríguez Campoamor, una entrañable pareja de “rojos”, que estaban atendiendo la barra de la Caseta del PCE. Nos habían invitado otra entrañable pareja, también de “rojos”, que vivían en ese barrio: Domingo y Amparo y fueron ellos los que nos presentaron a Simon y a su compañera Carmen.

Por si alguno de los presentes no lo sabe, Simón Sánchez Montero, fue uno de los máximos responsable del PCE tanto en la clandestinidad como ya siendo legales. Por aquel entonces era Diputado por Madrid en el Congreso, elegido en la lista del PCE en las primeras elecciones generales democráticas celebradas en 1977, poco después de la dictadura franquista, y me llamo la atención que todo un “señor diputado” estuviese en la barra de la caseta del partido despachando tiques de bebidas y comidas. La verdad que había oído y leído tanto y también de él que este detalle me impacto en positivo.

También estaba allí Carmen Rodríguez, su eterna compañera de fatigas, recuerdo que haciendo tortillas. Y no estaban allí para “hacerse la foto”, si no currando como unas personas más en beneficio de la agrupación del PCE de Latina. Como al parecer no decía Cervantes en su Quijote; “Cosas veredes, amigo Sancho”.

En otra ocasión, en 1983, cuando decidimos realizar el III congreso del Sindicato Ferroviario en Cádiz, pensamos en Rafael Alberti para que nos hiciera un dibujo alusivo al tema, al celebrarse el congreso en la ciudad donde nació el poeta. Fue dicho y hecho, Domingo se encargó de realizar las gestiones para mantener una reunión con el artista, creo recordar que a través del poeta Carlos Álvarez. En una de las fotos de este video esta el cuadro de Alberti que he comentado.

               Video que se proyecto al comienzo del acto de homenaje a Domingo Bartolome 

En fin, que os voy a decir de Domingo Bartolomé Pinar. Como me decía un compañero: “él se ha ido pero nos queda su legado”. Pues sí, así es. Su mayor legado es seguir su ejemplo de lo que fue su vida. Una vida volcada en las causas justas, en la cultura y el arte.

Y hablando de legados, la gran mayoría actas, documentos, fotos y otros materiales de carácter histórico del sector ferroviario que están depositados en la Fundación 1º de mayo de CCOO se deben a la labor de recopilación y de “hormiguita” de Domingo. Su sentido de la organización en beneficio de lo colectivo no tenia limites.

He sentido mucho su fallecimiento. Ya sé que es ley de vida eso de vivir y morir, pero a veces uno nunca lo espera. Mis más sentidas condolencias a sus hijos Ernesto y Amparin, sus nietos y demás familia.

En fin, voy terminando. Quiero finalizar mi intervención con esta cita de Bertolt Brecht, aunque algo manida, necesaria en este caso:

Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.

Domingo era de estos últimos: “Imprescindible”. Un abrazo amigo Domingo. Y estés donde estés, “compañero del alma, compañero”, descansa en paz camarada, que te lo has “currao”.

Siguenza, 17 de diciembre de 2022

Resumen en video de la intervención de Francisco Naranjo

Francisco Naranjo Llanos, Director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista ferroviario de Comisiones Obreras.


JOSE MARIA LAMA Y “LOS CARRILES DE LA VIDA”


He presentado mi libro Los carriles de la vida”, en una veintena de lugares de la geografía española, incluida Extremadura, mi lugar de origen y en todos ellos las personas que me han acompañado han estado esplendidas en sus intervenciones. De verdad verdadera, que en prácticamente en todos esos lugares en que he estado me he emocionado por sus palabras, pero quiero reconocer a este presentador de excepción con el que sin tener una gran amistad con él, ha sido de las personas que mas ha profundizado en mi libro y por ello quiero a través de esta entrada de blog, dar a conocer su intervención en ZAFRA, cuando en 2019 presente el libro en la librería La Industrial, una librería que tiene una gran sensibilidad, a la hora de presentar libros gracias a Sergio y Bea. En este evento también participo “Candelo”, presidente de la Fundación Cultura y Estudios de CCOO de Extremadura y Beatriz Blanco, de la librería La Industrial. ademas de José Maria Lama, “Historiador, escritor y empresario, una mezcla heavy”, como él mismo se denomina, y autor de esta, para excelente presentación.  (Paco Naranjo, autor de este blog)

Quiero empezar esta breve presentación del libro Los carriles de la vida, de Paco Naranjo, agradeciendo a Bea y a Sergio que hayan convertido La Industrial en un espacio más de difusión y diálogo cultural en Zafra. Gracias a ellos, a la iniciativa de alguna otra librería, y a la sana competencia entre ambas, Zafra vive una nueva fase de su historia de promoción cultural.

Hasta el siglo XIX los lugares donde se hablaba de cultura en Zafra estaban casi siempre vinculados a la Iglesia. A finales de ese siglo y comienzos del siguiente se diversificaron los espacios de cultura, pero, tras el retroceso franquista, volvimos a lo eclesial durante cuarenta años, salvo por algunas casas particulares ―como la del doctor Navlet― donde se mantenían tertulias o reuniones en torno a los libros y a la cultura. A partir del último tercio del siglo pasado, del siglo XX, comenzó a hablarse de cultura de nuevo en espacios públicos: en el centro de Educación Permanente de Adultos ―gracias a Benito, a Angelines, a Toni―, en la biblioteca ―gracias a Javier Carretero―, en los colegios, en el instituto ―gracias a Abel Manuel, a Mari Carmen, a Luciano…― en la casa de la cultura…

Experiencia de actos culturales en lugares privados ya la teníamos por los cines, donde a finales de los setenta se celebraban los cine-forum que organizaba el Centro Cultural “El Castellar” o desde los ochenta, por el Parador y su magnífica capilla, templo de la cultura para la gente de Zafra, pero faltaba convertir en espacios culturales no solo los espacios privados sino los comerciales, y eso viene haciéndose hace pocos años gracias, como digo, a empresarios como Bea y Sergio. En esta época de tanto “evento” virtual se agradece que se amplíe el número de los lugares reales donde nos podamos ver las caras en torno a los libros. Más aún si, además, como aquí, también nos rodean.

Nos hemos reunido para hablar del libro de un sindicalista. Y por tanto juntamos dos de las preocupaciones que muchos de quienes estamos aquí tenemos desde siempre: los afanes, las luchas, de la clase trabajadora y los empeños e ideales ―esa mezcla de belleza y verdad― del mundo de la cultura y de la literatura. Si a esto añadimos que el libro de este sindicalista aborda algunos de los hechos más significativos de nuestra historia política reciente, disponemos de una buena oportunidad esta noche para ejercer ciudadanía.

Vivir consiste en construir futuros recuerdos”. Esa es la frase de Ernesto Sábato que Paco coloca al comienzo de este libro y que expresa bien la voluntad de memoria y de vida que plasma en él. Y es que estamos ante un libro, en cierto modo, de memorias.

Hace poco comentaba por escrito la fama que hemos tenido en España de escribir poco género autobiográfico, pocas memorias. Decía José Ortega y Gasset que los españoles no escribimos autobiografías porque concebimos la vida como un permanente dolor de muelas, frente a otros europeos que sí sienten placer por lo pasado.

El caso es que, si alguna vez fue cierta esa sospecha, hoy no es más que un tópico. Tras la muerte de Franco fue notable el incremento bibliográfico en España de la llamada “literatura del yo”: autobiografías, memorias, diarios, epistolarios... Ese género exige libertad, y esa libertad ya se había recobrado, pero también exige que haya singularidad en lo que se relata. Y la Guerra Civil había convertido de golpe en dramáticamente singulares las vidas de muchas personas anónimas. Por eso, muchos españoles, muchas españolas, se decidieron a contar, como ya habían hecho los exiliados, sus vivencias personales sobre ese “hachazo histórico” de la guerra y la posguerra.

Pero si fue singularmente traumática la pérdida de las libertades por la guerra y la dictadura, también fue singular, aunque más gozosa, su recuperación durante la transición. Y esa nueva excepcionalidad en la historia del país ha sido también caldo de cultivo para el género autobiográfico.

Sería prolijo citar nombres, pero los escritores y los políticos han sido los principales autores de estos textos, aunque el auge de lo autobiográfico no es atribuible sólo a las celebridades. No es necesaria la fama o la notoriedad máxima para contar y publicar lo vivido. Hay mucha memoria ciudadana, mucho modesto relato de individuos sin notoriedad pública en la última bibliografía memorística española. Y debería haber más.

Libertad, singularidad histórica y memoria ciudadana. Esa es la triada que conforma parte del reciente género autobiográfico español y, sin duda, es la que sirve para explicar este libro, “Los carriles de la vida”, de Paco Naranjo, aunque él no sea precisamente un individuo anónimo.

Paco Naranjo ha vivido la mayor parte de su vida en Madrid, pero es natural de Esparragalejo, donde nació hace casi setenta y tres años. En vez de traerlo la cigüeña en el pico, como nos pasó a todos, a él lo encontraron -―según le dijeron― debajo de las traviesas de las vías del tren. Y es que vivió en una familia ferroviaria, se formó en Mérida como oficial industrial e ingresó a los 18 años en RENFE, de donde se jubiló hace nueve.

Desde 1976 está vinculado a Comisiones Obreras, donde ha ejercido diversas funciones como la secretaría del Comité Intercentros de RENFE y la comunicación del sindicato en el sector ferroviario y en el conjunto de las Comisiones de Madrid. En la solapa de este libro se enumeran sus responsabilidades en el ámbito de la comunicación y los nombres de las publicaciones que ha coordinado: Carril, órgano de información del sindicato ferroviario; FTC, revista de la Federación de Transportes y Comunicaciones; Unidad Obrera y Madrid Sindical, de CCOO de Madrid.

Es, por tanto, y por este orden, ferroviario, sindicalista y hombre del mundo de la comunicación. A la comunicación ha dedicado además algún libro “La comunicación sociolaboral”, con varias ediciones, creo que la primera del año 2000. También es autor de “Ronteky, Crónicas desde el gueto”, de 2006, y ha participado de forma colectiva en otras publicaciones.

Precedidos de un prólogo de Cristina Almeida y de un preámbulo del propio autor, el libro “Los carriles de la vida” lo integran 61 textos que, aunque capítulos en él, fueron concebidos y escritos diferenciadamente y publicados con anterioridad por separado en el blog del autor, y aquí se muestran sin orden cronológico.

Los carriles de la vida de Paco Naranjo se apoyan en personas y en hechos. Esas son las traviesas de su vida, como las de todos, pero él las convierte también en traviesas de esta obra. Y es que contrariamente a lo que podría pensarse en un libro de memorias, la mayoría de los textos los dedica el autor a otras personas, no a sí mismo. Paco reconstruye su memoria a través del recuerdo de otros, de la memoria de los otros, del homenaje a los otros. Es posible que este rasgo del libro sea deudor de su origen (textos que se han publicado por primera vez en un blog como homenaje a distintas personas), pero en cualquier caso es un rasgo de carácter.

29 son los textos de este tipo, prácticamente la mitad del libro. De ellos, un quinto son de personajes públicos de primera notoriedad a los que Paco ha conocido (como Rafael Alberti, Dolores Ibarruri, Marcelino Camacho Juan Genovés, Marcos Ana, Antonio Gutiérrez o Agustín García Calvo) o a quienes, sin conocer, ha admirado (como Miguel Hernández o Federico García Lorca). El resto son menos conocidos, aunque la mayoría jugaron un importante papel durante la transición política o en el sindicato (Pepe Alonso, senador y sindicalista; Fernando Soto Martín, uno de los obreros detenidos por el proceso 1001; Pedro Patiño, asesinado por un guardia civil en 1971; el activista vecinal Paco Caño; los sindicalistas Maxi Díaz y Alfredo García; el abogado laboralista Antonio Montesinos o el dirigente de Comisiones Obreras Javier Lopez).

Muy significativas dentro de este grupo son las mujeres: Carmen Rodríguez Campoamor, compañera de Simón Sánchez Montero; Elvira Sánchez Llopis, secretaria de mujer de CCOO de Madrid y vicepresidenta de la Fundación 1º de mayo; la trabajadora ferroviaria María Jesús Álvarez García; la metalúrgica, sindicalista y periodista Pilar Blanco Villarroel, a quien dedica dos textos, o Lucrecia Pérez, víctima en 1992 de un crimen racista, a quien también le escribe dos de los capítulos de este libro. La relevancia de las mujeres se enfatiza al dedicarles un capítulo con el título de “Las costaleras de la democracia”, que simboliza en dos de ellas, en dos Josefina (Manresa, viuda de Miguel Hernández, y Samper, de Marcelino Camacho), el papel de las mujeres en la historia reciente del país.

Estos textos de homenaje y recuerdo a otras personas se cierran con los de carácter más familiar: Dolores, una corita ―natural del pueblo de Feria― que fue su suegra; su madre, Catalina, y su padre, Pepe.

Las traviesas que simbolizan las otras personas se completan, más o menos mitad y mitad, con las traviesas que marcan los sucesos, los acontecimientos vividos. También aquí hay acontecimientos históricos, conocidos, y personales, íntimos, de menor relevancia pública, pero que marcan igualmente la vida del autor. Entre los primeros, entre los históricos, el aniversario de la sublevación de 1936, el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, la huelga general del 14 de diciembre de 1988, los atentados de Atocha del 11 de marzo de 2004, la acampada en el Paseo de la Castellana en 2013 de los trabajadores y trabajadoras de SINTEL, los ocho de marzo… El acontecimiento al que más referencias hay en el libro es el asesinato de los abogados de Atocha el 24 de enero de 1977. No solo es que Paco sea actualmente el director de la Fundación Abogados de Atocha. Es que esos hechos han marcado la memoria de toda la izquierda española en el último medio siglo.

La memoria de Paco se enhebra también a partir de sus vivencias en hechos más personales, relacionados con la infancia, con su familia o con el trabajo. Y en ellos nos cuenta algunas de sus actividades sindicales en Comisiones Obreras, la participación en los desgarradores debates del Partido Comunista a mediados de los ochenta o la campaña en las Elecciones Europeas de 1987, donde fue candidato por IU.

Además de los textos históricos, autobiográficos y de homenaje (que son, como he dicho, casi todos los del libro), hay unos pocos textos más literarios. El autor los denomina cuentos. Creo que son tres: “Vacaciones rotas”, “Dolores se llama Lola” y “A Londres, pack completo: cuarenta mil pesetas”. En ellos, Paco se convierte en narrador que deja la primera persona autobiográfica y adopta un punto de vista más literario, omnisciente, aunque curiosamente sea para tratar temas cercanos, sociales: el abandono de los animales, las penurias de los emigrantes o el aborto.

El libro, que está lleno de las referencias literarias y musicales que forman el universo de gustos y aficiones del autor (Miguel Hernández, Lorca, Victor Manuel, Luis Pastor, Lole y Manuel…), se complementa con un magnífico cuadernillo de 80 fotografías en color que ilustran algunos de los hechos relatados y las personas mencionadas.

Los carriles de la vida es una buena muestra de esa literatura autobiográfica, honesta, modesta y sencilla, de escritura limpia, casi conversacional, que tan necesaria es para completar, mediante la intrahistoria, el relato de la historia. Paco Naranjo sitúa en el preámbulo de este libro una frase de Miguel de Unamuno sobre la intrahistoria:

La historia ―decía Unamuno― es el ruido de las grandes olas de un océano, su superficie aparatosa y espectacular, mientras que la Intrahistoria serían las profundas y tranquilas aguas del océano”.

Prefiero el símil ferroviario. Así, podríamos decir que, si en Los carriles de la vida las traviesas que unen los raíles han sido ―como dijimos― las personas conocidas y los hechos vividos, la intrahistoria es el balasto de la vía, esa grava menuda que sustenta traviesas y carriles por debajo del ruido de las locomotoras de las crónicas oficiales”.

Zafra, 13 de abril de 2019, Jose Maria Lama, historiador y escritor.

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