El 27 de abril de 1977 fue legalizada CCOO y el
resto de sindicatos de clase. Una legalización con sabor amargo, pues las
manifestaciones del 1 de mayo, cuatro días después, fueron prohibidas y los que
salieron a la calle aquel día fueron duramente reprimidos.
Ese
primer 1 de mayo de 1977, ya “legalizados”, estalla “el día de los botes de
humo”, según definición de Marcelino Camacho.
Ocurre en Vallecas, Madrid. Acuden cerca de 100.000 personas, según los
sindicatos; y 6.000 según el Gobierno. Y empiezan las carreras y los botes de
humo de la policía franquista.
Por la
tarde se había organizado una fiesta campestre en el Pinar de las siete
hermanas en la Casa de Campo, fiesta que tuvo un carácter pacífico hasta que al
final de la tarde intervino de nuevo la policía. La
jornada de aquel 1º de mayo de 1977, ya con los sindicatos legalizados, se saldó
con varios heridos graves, más de doscientos heridos de diversa consideración y
centenares de detenidos.
No había comenzado bien el año 1977, el 2 de enero
falleció en accidente de automóvil, Juan Muñiz Zapico, histórico dirigente
asturiano de CCOO. El 24 de enero, pistoleros de extrema derecha a sueldo
del fascismo entraron en Atocha 55 y asesinaron a cuatro abogados laboralistas
y un sindicalista, todos ellos militantes de CCOO y del PCE dejando malheridos
a otros cuatro abogados.
Aquella última semana de enero del 77, sería
conocida como la semana negra o semana trágica, como bien lo aclara “Siete días
de enero”, la película de Juan Antonio Bardem, porque también se sucederían los
asesinatos de los estudiantes Arturo Ruíz y Mari Luz Nájera y los llamados
GRAPO, asesinaron a dos policías y un guardia civil.
Previamente, ese mismo grupo, había secuestrado
al presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo y al
presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, teniente general, Emilio
Villaescusa, en una espiral de provocación y violencia entre estos
autodenominados grupos antifascistas y la ultraderecha, con el claro interés
que la incipiente democracia descarrilara.
Por cierto, que a lo largo de los años se ha
demostrado documentalmente que tanto unos grupos como otros, eran fascistas al
servicio del franquismo más retrógrado.
Pero hoy estamos hablando de la legalización del
sindicalismo de clase y en especial de CCOO, sindicato que los poderes
gubernamentales, ligaban con el PCE y que por aquellas fechas no tenían
previsto legalizar, pero el empuje de CCOO en la calle, “la galerna de
huelgas” que diría Nico Sartorius y su enorme representatividad entre las
personas trabajadoras hizo que al final se descartara la no
legalización. Todo indica que el entierro-manifestación del 26 de enero por los
Abogados de Atocha, tuvo mucho que ver con la decisión final, primero
legalizando el PCE en la semana santa de 1977 y después a CCOO el 27 de abril
del mismo año.
Para recordar las trabas que se le pusieron a
CCOO, solo hay que recordar lo ocurrido en el año anterior:
En
1976, el Secretariado de la Coordinadora General de CCOO, decidió celebrar la
Asamblea General de CCOO en Madrid, en la que estaba previsto que participaran
2.000 delegados de toda España. Se realizó la petición oficial a las
autoridades gubernativas, para los días 27, 28 y 29 de junio de 1976. El
gobierno la prohibió.
Mientras
tanto, el 15 de abril de ese mismo año, UGT había celebrado su XXX Congreso,
tolerado por las autoridades, a su vez que Marcelino Camacho y otros compañeros
estaban otra vez en prisión.
Prohibida
la Asamblea de Madrid, la dirección de CCOO decide celebrar clandestinamente la
Asamblea en Barcelona el día 11 de julio de 1976, en la que, constatada la
imposibilidad de crear un sindicato unitario, se decide comenzar a debatir la
posibilidad de pasar a CCOO de movimiento a organización sindical.
CCOO decide
adoptar una estructura sectorial y territorial. Durante el otoño de 1976 y los
primeros meses de 1977, CCOO va constituyendo los sindicatos de nacionalidad y
regionales, mediante un proceso asambleario. Las coordinadoras generales de
rama se convierten en el embrión de las federaciones estatales.
Destacar
aquí, que la multitudinaria participación, el 26 de enero de 1977, en el
entierro de los abogados laboralistas de la calle Atocha de Madrid, militantes
de CCOO y del PCE, históricamente esta constatado, que fue el detonante de la
legalización de CCOO y del PCE.
El 27
de abril de 1977, semanas después de la legalización de los partidos políticos,
son legalizados los sindicatos y se cierra una larga etapa de represión; así
nace legal y jurídicamente la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, que
celebra su primer Congreso en junio de 1978, siendo elegido secretario general
Marcelino Camacho, que se mantuvo en el cargo hasta 1987.
FRANCISCO
NARANJO LLANOS, director Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.
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