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LEMA DE ESTA BLOG: ... hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida. (Miguel Hernández)

ANIVERSARIO DE MI INGRESO EN LA RENFE

Cuatro Vientos (Madrid) 1965

En esta primera semana de abril de 2024, la 25 Promoción de ffcc, conmemoramos el 59 aniversario del ingreso en el Regimiento de Movilización y Prácticas de FF.CC en Cuatro Vientos en Madrid, cuestión que hicimos, con la edad de 18 años, algo más de dos centenares de jóvenes, en la mañana del 1 de abril de 1965, como paso previo para que cuatro años después, en 1969, ingresar en RENFE, unos con la categoría de Ayudantes de Maquinistas y otros como Factores.

Si, si, soy consciente que ya ha llovido, pero aquí seguimos algunos viendo como sale el sol y sigue cayendo agua de vez en cuando. En esta ocasión vamos a disfrutar un fin de semana de una de las ciudades más bellas de la costa norte: Santander, la capital de Cantabria, presumiblemente con lluvias, pero seguro que también con sol.

Estas conmemoraciones, encuentros y reuniones las venimos realizando cada año, a partir del 25 aniversario, con más o menos participación, y así además de conocer algo más el patrimonio cultural de las ciudades y pueblos de nuestro querido país, llamado España, también saboreamos su patrimonio culinario. Los últimos encuentros los hemos realizado en Segovia, Coruña, Sevilla, Mérida y el pasado año en Aranjuez.

Revisando fotos de la década de los 60 del siglo pasado recuerdo con nitidez cuando fui a Madrid, con 18 años, a examinarme para el ingreso en la RENFE, a través del Regimiento de Movilización y Prácticas. Iba sobre todo con muchas ganas de conocer Madrid, pues era la primera vez que salía de mi querida tierra extremeña y con pocas esperanzas de aprobar el examen.

Pero casualidades de la vida, conocí poco Madrid, pues solo estuve un par de días. Me aloje en casa de un familiar que vivía por la zona de Arguelles y lo que más recuerdo fue la Plaza de España y resulta que sin gran interés aprobé los exámenes para ingresar en RENFE. Hice los cursos y prácticas en Madrid, Córdoba, Granada y Mérida a lo largo de cuatro largos años.

Lo de Madrid no fueron practicas ferroviarias, fue mili, pura y dura. Los meses de peor recuerdo. Ingrese el 1 de abril de 1965 y estuvimos en Cuatro Vientos unos tres meses, que a mí me parecieron años. De este tiempo lo que más recuerdo fue las sesiones de misa, y lo de un Cabo 1º, que se subió con sus botas encima de mis pies, con deportivas, porque no tenía el ángulo correcto entre pies según su opinión. El dolor y daño que me causo nunca lo he podido olvidar. Entre misas y prácticas militares se pasaron los tres meses.

La segunda etapa, ya con prácticas y textos ferroviarios, fue en Córdoba, durante unos ocho meses. De ahí si salimos preparados para hacer de Factor en cualquier estación de ffcc. Mis recuerdos no son excesivamente malos. Teníamos al Capitán Águilas, una persona a la que se le tenía un miedo tremendo. Bueno, más que miedo pánico. Solo saber que estaba a punto de llegar se echaba todo el mundo a temblar, sobre todo por los castigos, eran malos o peores, dependiendo del humor que viniese.

Pero reitero, no tengo mal recuerdo. Entre que me dedicaba a estudiar para sacar la mejor nota posible para poder pedir las mejores plazas que salieran al final del curso y la posibilidad de ir los fines de semana a Mérida, mi lugar de residencia, se me paso el tiempo. Éramos 48 en el curso. Yo llegue con el numero 23 y finalice con el 7, con las notas acumuladas por meses, así que me fui a hacer las prácticas de Factor a Mérida, que era uno de los lugares preferidos que podíamos realizarlas.

Un par de años después, en 1968, fui a Granada a realizar el cursillo de Factor de Circulación, otro par de meses. En el tiempo que estuve en esta bonita ciudad andaluza, en el cursillo de Circulación, tampoco tengo malos recuerdos, teniendo en cuenta el espíritu propositivo que he tenido siempre, pues hice un curso con buenas notas, lo que hizo posible que realizara las practicas también en Mérida y pudiese conseguir como residencia definitiva, ya como fijo, la primera de las plazas que pedí: La estación de Imperial, en Madrid.

Aunque reconozco que de Granada me quedó un recuerdo bastante triste y doloroso. Me explico: Por las noches los Prácticos de Ferrocarriles, como nos llamábamos, nunca íbamos a cenar a un cuartel cercano. Como no estábamos mal económicamente, nos apañábamos con comer de bocadillos o raciones en la Cantina donde estábamos realizando los estudios y así no tener que desplazarnos al cuartel de al lado. Pero resulta que nos enteramos que a los pocos soldados de mili que iban a cenar les daban poco y mal de comer y decidimos espontáneamente ir a cenar todos una noche, en solidaridad con ellos.

Granada (Andalucia) 1968

Éramos 36 en el curso, más unos 12 o 14 que estaban haciendo la mili, nos presentamos de golpe unos 50 y como no esperaban mas de diez o doce, tuvieron que improvisar la cena. Tampoco fue tan difícil: Más caldo a las sopas y más huevos fritos. Termino la cena y nosotros tan contentos por el gesto de apoyo y solidaridad que habíamos hecho a los soldados de mili que obligatoriamente tenían que ir a cenar todas las noches.

Pero al día siguiente se armó la marimorena. El Capitán del regimiento de ferrocarriles, el Capitán Valdés, nos convocó con suma urgencia para decirnos que habíamos cometido un delito de sedición del código militar y que iba a mandar a su casa a los cabecillas de aquella rebelión militar y que seriamos nosotros quien los eligiéramos. Nos hizo sacar papel y lápiz para que escribiéramos los nombres de los supuestos cabecillas.

De los 36 que éramos, la mitad, escribieron nombres a voleo y los elegidos con más votos, unos cuatro o cinco, no los echaron, pero si quedaron marcados y como castigo quedaron los últimos de la promoción. Yo fui de los 18 que dejamos el papel en blanco, pero eso no ha sido óbice para que ese suceso también me marcara para toda la vida. El sentido de la solidaridad se dividió al 50% en cuanto nos apretaron un poco. Aún recuerdo las palabras de uno de los que saco más votos, uno de los hermanos Santaella, diciendo: “Mi capitán, me puedo ir vistiendo de paisano”. Como digo, no los echaron, pero quedaron los últimos de la Promoción y fueron destinados a plazas donde nadie quería ir.

Las practicas, como comentaba antes, tanto de factor como de circulación, las hice en Mérida. En los cerca de tres años que estuve haciendo ese servicio ferroviario en la ciudad emeritense, solo tengo buenos recuerdos, con la excepción de algún desgraciado accidente ferroviario, que costó la vida a algún compañero de trabajo. DEP, compañero Borrego.

Eran los años 1967, 68 y parte del 69, del siglo pasado y mi padre también trabajaba en la estación de Mérida de Guardagujas, así que estuve muy a gusto,  y de forma especial mis mejores recuerdos, son la cantidad de amigos que hice en esa época, Ángel Caballero, Ángel Pastor, son algunos claros ejemplos de ellos.

Ahh, y también, como recuerdo más entrañable y más importante para mí, es que, en aquella época de los finales de los años 60, conocí a una persona extraordinaria y singular. Tan singular que llevo viviendo y conviviendo con ella más de 50 años y que es, ni más ni menos, mi querida esposa y madre de mis hijos. Gracias Isabel por aguantarme tantos años.

Mérida (Extremadura) 1968

Después, en abril de 1969, me licencie y me dieron plaza en Madrid y aunque nunca abandone Mérida del todo, en Madrid llevo más de 50 años y ahí ha trascurrido la mayor parte de mi vida y ahí sigo teniendo el domicilio oficial, aunque en la actualidad estoy largas temporadas en Mérida. Pero eso son otras historias, tan interesantes o más que nuestro ingreso en la compañía ferroviaria.

Francisco Naranjo Llanos, director Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.

 

 


 

 










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