Hace unos días un grupo de
amigos, relacionados con la Fundación Abogados de Atocha, (especialmente a propuesta de Raul Cordero) hemos dado un sentido y sencillo homenaje a Antonio
Montesinos, un “joven” y entrañable abogado laboralista que ha cumplido 88 años
el 31 de Julio de 2014.
Antonio nació en 1926 en un pequeño pueblo de la provincia
de Segovia a orillas del río Eresma, en
donde su padre era Maestro, y como él cuenta: “pero como también era republicano y anticlerical y no lo disimulaba
durante la dictadura de Primo de Rivera, se le “recomendó” que pidiera la
excedencia”.
Antes de contar retazos de sus
historias y su vida decir que a finales de 1965, Antonio Montesinos,
conjuntamente con María Luisa Suarez, José Jiménez de Parga y Pepe Esteban,
puso en marcha el primer despacho de abogados laboralistas en Madrid, el de la
calle La Cruz.
A partir de esa fecha surgieron despachos laboralistas colectivos en
Madrid y en otros lugares de España. En
estos despachos no sólo se defendían
asuntos laborales, sino asuntos penales ante el TOP, (Tribunal de Orden Publico, creado por la
Dictadura Franquista) , asuntos de desahucios, problemas de barrio, es decir
todo lo que necesitaba la inmensa mayoría
de la población, explotada por el
franquismo.
Espacios para la lucha por la libertad
Esos bufetes de abogados fueron
parte esencial en el desarrollo de las reivindicaciones y movilizaciones
obreras, ayudando en la negociación
colectiva y jugando un importante papel en la formación sindical. Su labor en
las Magistraturas, su trabajo asesor y vertebrador, convirtieron aquellos
despachos en espacios para la lucha por
la libertad.
Este compromiso llevo a muchos de estos abogados a poner en juego
sus carreras y seguridad personal en defensa de los presos políticos y
represaliados de la Dictadura. Sufrieron persecución y cárcel e incluso la
muerte, como el ocurrió en el atentado
ultra del 24 de enero de 1977 en Atocha 55. Antonio Montesinos fue pionero de esos espacios de
libertad.
Su primera relación con los Tribunales la tuvo cuando
tenía 16 años. Acompaño a su padre a
presenciar el Consejo de Guerra en que juzgaban a su tío y a otros cuatro presos más, por haber reconstituido
en Albacete el Partido Comunista. La petición Fiscal dos penas de muerte. La
sentencia, cinco penas de muerte. Aquel
día Antonio tomo la decisión de ser
abogado para defender a los trabajadores. (A su tío lo fusilarían en las tapias
del cementerio del Este en 16 de marzo de 1943. Tenía poco más de 40 años y dejaba viuda y 4 hijos).
Antonio tiene miles de historias
y anécdotas para contar. Yo solo me detendré en algunas de ellas.
En 1952 se dio de alta como Abogado en el
Colegio de Orihuela. Vivía en Torrevieja, con sus padres. Conoció el mundo del
trabajo por dentro: salineros, y pescadores. La vida era dura tanto para unos
como para otros. Los pescadores no tenían sueldo fijo. Iban a la parte. Los
salineros eran fijos discontínuos. Respecto de éstos últimos fue el primer ERE que conocía, al eliminar la
empresa centenares de puestos de
trabajo, al mecanizar la forma de cargamento de la sal en buques que llegaban
de todos los puntos del globo.
Esa toma de contacto con la clase
obrera fue una experiencia importante en la lucha por el socialismo y por la
solidaridad humana. Para Antonio esos trabajadores: “No eran sus clientes, eran sus camaradas, y, por ello, sus amigos”.
Años después, en 1957, y ya en
Madrid, uno
de los primeros asuntos que llevo y del que se siente especialmente
orgulloso, fue la defensa de un condenado
a 30 años de reclusión por haber participado en escuchas colectivas de Radio España Independiente, en las
instalaciones de la Marina
de Guerra en Cartagena. Consiguió un
indulto particular con apoyo en una Ley
de 1870. Le rebajaron seis años de prisión y salió en libertad.
A lo largo de más de 60 años de
abogado ha llevado casos colectivos e individuales de Telefunken, de los
campesinos de Toledo, de Pegaso de Iberia, etc . La verdad que la vida de
Antonio da para varios libros y lo mío es un humilde artículo en su 88
cumpleaños.
Desde su creación en 2004 es
miembro del Patronato de la Fundación
Abogados de Atocha. Siempre es un honor tener una persona de estas
características que con su experiencia y su capacidad dan color y luz a las
reuniones. La verdad que es un autentico
placer escuchar su voz y sus palabras.
En el último año y con motivo de
la puesta en marcha por parte de la escuela Confederal de Formación Sindical de
CCOO de varios cursos con nuevos sindicalistas sobre “Los Abogados de Atocha” y “El Proceso 1001” y en los que ha
colaborado la Fundación Abogados de Atocha, he coincidido con Antonio en varios
de ellos y él ha sido una de las estrellas de esos cursos. Sus historias, su claridad y don de palabra han puesto en pie más de dos veces a los integrantes
de los cursos.
Antonio Montesinos en el centro, rodeado de un grupo de amigos. entre otros...
Alejandro Ruiz Huertas, Manola Carmena, Jaime Cedrun, Salce Elvira, Francisco Naranjo, etc.
Esto es un breve resumen de sus
palabras en el que celebramos recientemente en Oviedo: Cómo surgieron los
despachos laboralistas en 1965: “Los obreros se
habían organizado; los abogados teníamos que organizarnos”. Y en aquellos
años aparte de defender a los obreros en magistratura y ante los tribunales de
orden público, “fue el abrazo entre los
obreros y los intelectuales”. Al referirse al momento actual y la crisis,
dijo que “el capital siempre pretende
obreros esclavos”, y para defendernos reclamó “unidad y solidaridad” y emplazó a los delegados sindicales jóvenes
a “luchar también por crear conciencia
de clase entre la gente”.
En fin y como decía al comienzo,
en su cumpleaños pasamos una jornada sumamente agradable escuchando sus muchas
historias y terminamos convencido de que Antonio Montesinos es mucho más joven
de lo que su DNI dice, es decir por sus años puede parecer algo mayor pero lo que tiene es una juventud acumulada.
Felicidades y gracias por tu compromiso con la clase trabajadora y por supuesto que cumplas muchos más camarada Antonio
¡!.
RONTEKY
Gracias a Francisco Naranjo y Raúl Cordero, artífices de la más agradable sorpresa, vaya, por su esfuerzo y por su afecto, el más cálido y apretado abrazo de este viejo de cerca ya de 90 años, que aún siente por la libertad y la igualdad de todos los seres humanos, y por un mundo sin fronteras, la misma pasión que cuando tenía 20 años.
ResponderEliminarLa verdad es que lo inesperado de la acogida de tantas gentes, todas muy queridas para mí, quizás hiciera que la emoción sentida no me permitiera transmitir a cada uno de todos ellos el testimonio verdadero de mi afecto y gratitud, pero que estén seguros de que les guardo a todos el cariño más sincero.
También quisiera transmitir mi agradecimiento por su felicitación recibida desde su lugar de vacaciones, a Héctor Maravall, a Cristina Almeida, a quien mando también mi felicitación por su cumpleaños, a Rafael Zorrilla, a Paca y José Luis Sauquillo, a Carmela Cantó, a José María Mohedano, y a Juanjo del Aguila, por sus mensajes de afecto.
Abrazos.