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El Golpe de Estado del 18 de Julio de 1936. Esta era la clase social de los sublevados. |
El 18 de julio de 1936, hace
ahora 89 años, se produjo un golpe de estado militar en España dirigido contra
el gobierno legítimo de la Segunda República Española, surgido democráticamente
de las elecciones de febrero de aquel año, golpe de estado que condujo a la
Guerra Incivil Española y tres años después, derrotada la República, a la
dictadura de Francisco Franco, la sangrienta dictadura franquista, que
se mantuvo en el poder hasta la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975,
e incluso varios años después…
Como la memoria es frágil, sobre
todo porque hay muchos intereses para blanquear esa cruel y sangrienta
dictadura, es bueno tirar de hemeroteca. En la actualidad preguntas a un joven
por quien fue Franco y te contesta: ¿En qué equipo jugo?
Yo por mi parte he estado
repasando algunos libros de historia sobre este golpe de estado del 36 en
España. Por cierto, a las cosas hay que llamarlas por su nombre: “golpe de
estado”, Lo de “alzamiento” como decían y aun dicen algunos libros
de texto es España, es una denominación benévola para tratar de blanquear lo
que ocurrió en aquellas nefastas fechas y después, a lo largo de 40 años
ininterrumpidos.
Entre otros textos, en este caso me
he releído, un librito de Justo Vila Izquierdo titulado “Extremadura:
La guerra civil”, una obra de Universitas Editorial,
editada en 1983, en la que se relata con mucha claridad de cómo se gestó el
golpe de estado a raíz de la formación del Frente Popular y su posterior
triunfo electoral en las elecciones del 16 de febrero de 1936.
Elecciones que como todo el mundo
sabe, o debería saber, gano democráticamente las izquierdas con 269 diputados,
una mayoría suficiente para gobernar, ya que los partidos de centro y derecha
alcanzaron solo 205 diputados. Por cierto, en esas elecciones el partido
falangista de José Antonio Primo de Rivera obtuvo 5000 votos en Madrid, pero ni
un solo diputado.
Terminar las elecciones y continuar
con las reuniones conspirativas todo fue uno, pues ya antes de las elecciones
había habido contactos en esa línea conspirativa. Las fuerzas reaccionarias
trataron de dar un golpe de estado, incluso antes de formar gobierno los
ganadores en las elecciones de febrero y así intentar burlar los resultados de
las urnas.
No me voy a detener en los
detalles, pero todo esto está documentado por prestigiosos historiadores de la
talla de Manuel Tuñón de Lara, Paul Preston, Hugh Thomas, o Ángel
Viñas, por ejemplo. Por tanto, la versión que algunos pseudohistoriadores
pro franquistas han dado, de que la sublevación militar fue debido al caos y al
desorden reinante en España, dulcificando al franquismo, no tiene ni pies ni
cabeza.
Esta más que demostrado que la
decisión exclusiva de intervenir militarmente se tomó a raíz de las elecciones
de febrero de 1936. Lo recalco por los infames reportajes de algunos medios de
comunicación de la llamada “Caverna Mediática” han tratado una y otra vez de
intoxicar a la población española, incluso en la actualidad siguen insistiendo.
Las causas reales que ocasionaron
el golpe del 18 de julio fueron la cerril intransigencia de la oligarquía
financiera y los señoritos terratenientes, que rechazados del poder desde 1931
por los votos, con su afán de aniquilar la democracia y la republica recurrió a
los generales “africanistas”, por cierto, trayendo “inmigrantes”, como fuerza
de choque, para desencadenar el golpe de estado, golpe que después se
convirtió en guerra incivil. Y la gota de agua que colmó el vaso de su
“antidemocrática paciencia” fue el triunfo de las izquierdas en las elecciones
de febrero del 36.
También el hecho que Italia y
Alemania estuvieran gobernadas por dictaduras fascistas, empujaron y ayudaron a
los reaccionarios españoles a levantarse en armas contra la Republica. En fin,
que a pesar de la buena voluntad de la gran mayoría de las masas obreras
españolas la situación no era buena para los que vivieron aquellos
acontecimientos.
Por supuesto el libro de Justo Vila, que comentaba antes, profundiza con muchísima claridad en todo lo que cuento y mucho más y sobre todo se detiene en lo que ocurrió en Extremadura, comarca por comarca y pueblo por pueblo. Un libro que hoy por hoy, porque se está distorsionando todo por la “caverna mediática” al servicio de las derechas, es recomendable releer.
A niveles personales y referido a
mi familia, jornaleros extremeños, poco se a ciencia cierta de aquellos años.
Solo algunas anécdotas que con cuentagotas me contaba mi padre. En aquellos
tiempos de la Dictadura Franquista se hablaba lo imprescindible. Y lo poco que
se hablaba se dulcificaba.
Sobre el tema, recuerdo que mi
padre me contó, -hablando bajito-que a él lo movilizaron en el 36, varios años
después de ir a la mili y comenzó la guerra con los republicanos y
termino con los nacionales en cuestión de días. (Mal llamados “nacionales”,
pues realmente eran los traidores sublevados).
Hay que tener en cuenta que mi
padre era un jornalero del campo extremeño, sin estudios y de un pueblo
pequeño: Esparragalejo, (Badajoz). Fue reclutado por las fuerzas democráticas
republicanas, con varios jóvenes del pueblo, les dieron unas escopetas y
víveres, chorizo, jamón, queso, etc , y los mandaron a un camino de entrada al
pueblo por donde podían venir los “nacionales”. A unos cinco kilómetros del
pueblo cavaron una zanja y montaron la “defensa” del pueblo por ese camino.
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Una escena cotidiana de un pueblo cualquiera de la guerra incivil |
Pero por allí no venía nadie. Al
cabo de dos semanas, ya prácticamente sin víveres, llego mi abuelo y les
pregunto qué coño hacían allí. Pues defendiendo al pueblo contestaron. Anda ya,
veniros para casa que ya ha tomado el pueblo el bando fascista. Después de una
discusión, más por los pocos víveres que quedaban, que ideológica, volvieron y
se entregaron a las fuerzas golpistas.
Después de un par de semanas encerrados en los calabozos, les propusieron entrar a formar parte del ejército nacional si se portaban bien. Aceptaron y mi padre los tres años que duro la guerra se lo pasó en las cocinas de los frentes de Talavera y Navalcarnero. Por eso digo que mi padre estuvo en los dos bandos. En él, como otros muchos, primó más el sobrevivir que la ideología. Reconocía que le gustaba más la republica que la dictadura, pero había que comer y vivir y eso era lo que había hecho a lo largo de su vida.
Esta es mi aportación al 89 aniversario
de aquel nefasto18 de julio. Día funesto para la clase trabajadora, día que las
grandes fortunas, los propietarios agrarios, el poder financiero, la iglesia y parte
de los militares, se confabularon para acabar con la democracia y la república,
a través de las armas, al no conseguirlo con el voto en las urnas. A pesar de
tener todo a su favor les costó tres años y miles de muertos. Muchos de ellos
aun en las cunetas de muchas carreteras de nuestra querida España.
No digo más, solo que desearía
que los jóvenes de este país conocieran de verdad lo que paso entonces y 40 años
continuados, en la Dictadura Franquista, en “nuestra querida España”, que decía
la cantante Cecilia. Después que opinaran. Con ese deseo cumplido me
conformaría, pues como decía muy bien el poeta Marcos Ana, para “pasar
página”, primero hay que leerla. Pues eso.
FRANCISCO NARANJO LLANOS,
director Fundación Abogados de Atocha (2013-2024) y sindicalista de CCOO.
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