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LEMA DE ESTA BLOG: ... hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida. (Miguel Hernández)

UNA MIRADA A MIGUEL HERNANDEZ A LOS 80 AÑOS DE SU MUERTE

Aquellos “vientos del pueblo” que me hicieron pensar ...Pero hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida (M.H.)

Hoy hace 80 años que el gran poeta Miguel Hernández falleció, víctima de la guerra, del régimen franquista y de la enfermedad en la cárcel de Alicante el 28 de marzo de 1942, a la temprana edad de 31 años.

En la actualidad casi todo el mundo conoce a Miguel Hernández, el poeta de Orihuela, su pueblo y el mío, al poeta de las Nanas de la Cebolla, poesía dedicada a su hijo Manuel, escrita desde la cárcel de Alicante para su mujer Josefina Manresa. Por cierto, que casualidad, pero otra extraordinaria mujer también se llamaba Josefina (de apellido Samper), la compañera de toda la vida de Marcelino Camacho.

Reitero, hoy en día todo el mundo sabe que Miguel es el compositor de esas grandes y famosas poesías, que canta con gran maestría, Juan Manuel Serrat: El niño yuntero, Volvió con tres heridas, Elegía, Para la libertad, Canción ultima, y más recientemente, Hijo de la luz y de la sombra..., pero eso fue sobre todo, a partir de su 100 aniversario y en democracia, a partir de los años ochenta, pero antes era un poeta maldito, olvidado, escondido, maltratado, por el régimen de Franco,…

Yo tuve conocimiento de Miguel Hernández en 1967, a través de esos libros que iban de mano en mano y que desde Méjico y Argentina nos hacía llegar las Editoriales Austral o Losada y que nos devolvían, con toda su voz y todo su acento, a aquellos poetas y escritores que fueron condenados al ostracismo por el régimen fascista. Aquellos libros, como Serrat decía años después: “eran ventanas abiertas por las que entraba un aire nuevo que ventilaba el tenebroso tiempo de la dictadura”.

Trabajaba en aquellas fechas en la estación de Paseo Imperial, cerca del rastro madrileño, y en él compré: “Vientos del Pueblo”, el primer gran libro de Miguel, el poeta comunista, que tuve en mis manos. A pesar de mis 21 años recién cumplidos, aquellos “Vientos del Pueblo”, fueron los que me hicieron pensar, por primera vez en mi vida, que existía otra España que yo apenas conocía.


La nana de la cebolla 

Miguel Hernández, fue y será, a partir de aquellas fechas, el que me despertó ideológicamente y el que ha hecho que a lo largo del tiempo, haya tratado de seguir -seguro que con poco éxito- los valores del autor de “El rayo que no cesa”, título de otro de sus libros, pues a pesar de los buenos y grandes poetas que la generación del 27 dio a España; Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillen, Luís Cernuda, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre…como Miguel, el poeta del pueblo, ninguno.

Durante este año, muchos somos los que recordamos y rendimos homenaje a Miguel Hernández por sus 80 años de su muerte. Dentro de otros ochenta, todos estaremos muertos y la mayoría olvidados, pero Miguel será, estoy convencido, más conocido que ahora, pues su poesía no solo es actual, sino tan futura como sus palabras: “Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de los poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas”

Jamás me ha gustado ser fan de nadie, ni en lo ideológico, ni en lo deportivo, ni en lo personal, pero como dicen que no hay regla sin excepción, en mi caso, esa excepción es MIGUEL HERNANDEZ GILABERT, poeta de Orihuela, su pueblo y también el de todos los que amamos el pensamiento, la obra y la poesía de Miguel.

Francisco Naranjo Llanos, director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO

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