María Jesús llego
despacio, sin hacer ruido, sin molestar, sentándose en las últimas filas. Pelo
moreno rizado, gafas redonditas, vestida con el uniforme de informadora de RENFE,
camisa amarilla, falda y chaqueta azul…
Los demás, prácticamente todos hombres, cerca de una treintena, estábamos debatiendo como llevar a la práctica las acciones necesarias en RENFE para conseguir la amnistía de los represaliados por el franquismo, así como montar algo representativo, al margen del sindicalismo vertical, el sindicato del régimen, la teórica representación de los trabajadores, pero sumisos a la empresa.
Los demás, prácticamente todos hombres, cerca de una treintena, estábamos debatiendo como llevar a la práctica las acciones necesarias en RENFE para conseguir la amnistía de los represaliados por el franquismo, así como montar algo representativo, al margen del sindicalismo vertical, el sindicato del régimen, la teórica representación de los trabajadores, pero sumisos a la empresa.
Las reuniones las celebrábamos en la calle Silva, una calle colateral a Gran Vía, en Madrid, al lado de la plaza de Callao, en un local de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica, una organización ligada durante el franquismo al PCE). Ese día, mejor dicho esa tarde-noche, la mayoría, por no decir todos, tan enfrascados estabamos en el debate, que no nos habíamos dado cuenta de la presencia de una persona nueva en la reunión.
De pronto sonó una preciosa voz de mujer desde las últimas filas, más o menos diciendo, “que trabajaba cerca de allí y que se había enterado de la existencia de estas reuniones y que quería participar y ayudar en lo que pudiese.” . Todos, primero disimuladamente y despues con todo descaro, miramos para ver cómo era esa jovencita. Me acuerdo perfectamente: Pelo moreno rizado, gafas redonditas, vestida con el uniforme de informadora de RENFE de aquel tiempo, falda y chaqueta azul y camisa amarilla.
Después de aquel día, vinieron muchos días, incluso años, ya que María Jesús Álvarez García, así se llama aquella joven desconocida, participo activamente en la creación del movimiento obrero en RENFE, aquel Pleno de Representantes Ferroviarios, en la que participaban militantes afiliados a sindicatos de clase -especialmente de CCOO- y otros no afiliados.
Hay que tener en cuenta que estamos hablando de finales de 1975 o primeros dias de 1976 y las primeras elecciones sindicales, ya en democracia, se celebraron en abril de 1978.
El Pleno, o la “platajunta”, como se le conocía coloquialmente entre los cerca de 100.000 ferroviarios, que era la plantilla que tenia entonces RENFE, negocio el primer convenio colectivo de la compañia ferroviaria en 1976/1977, con una Comisión Negociadora prácticamente de hombres y cuando en su desarrollo, se hablaba de los derechos de las mujeres y de igualdad de género, pasábamos olímpicamente del tema, menos mal que estaba María Jesús para ponernos las pilas. (Habia otras mujeres en el Pleno, pero ella sola en la Comisión Negociadora).
De esas negociaciones que comento, salieron la posibilidad de que en el ferrocarril pudiese haber mujeres, entre otras categorías, Maquinistas, Jefas de Estación, Interventoras, etc. Hasta esas fechas solo podían ser administrativas. Administrativas que tenían que abandonar su trabajo cuando se casaban. Era Ley. Franquista, pero Ley.
Desde hace ya mucho tiempo cuando voy en el tren y una interventora me pide el billete, o en una estación veo a una mujer dándole la salida al tren con su banderín y su gorra roja, no tengo por menos que recordar a María Jesús, aquella compañera, informadora de RENFE, de una oficina de la calle de Alcalá de Madrid, que nos hizo ver a los hombres de la Comisión Negociadora que ellas, las mujeres, tenían tanta o más capacidad para realizar toda clase de funciones, funciones y tareas que el régimen dictatorial franquista, consideraba que solo eran cosas de hombres.
Hace ya muchos años, María Jesús, que no te veo, ni sé nada de ti, pero quiero que sepas, que me siento orgulloso de haber sido y ser, además de compañero de luchas sindicales, tu amigo. Te mereces este y otros muchos reconocimientos y estoy seguro, que si supieran esto que cuento muchas mujeres y hombres, tendrías también su reconocimiento, pues eres una de las personas que más contribuisteis a que hayamos avanzado en la igualdad de género en el ferrocarril y por ende en el conjunto del estado. Estés donde estés y espero que estes bien, un abrazo compañera Mª Jesus.
Hace ya muchos años, María Jesús, que no te veo, ni sé nada de ti, pero quiero que sepas, que me siento orgulloso de haber sido y ser, además de compañero de luchas sindicales, tu amigo. Te mereces este y otros muchos reconocimientos y estoy seguro, que si supieran esto que cuento muchas mujeres y hombres, tendrías también su reconocimiento, pues eres una de las personas que más contribuisteis a que hayamos avanzado en la igualdad de género en el ferrocarril y por ende en el conjunto del estado. Estés donde estés y espero que estes bien, un abrazo compañera Mª Jesus.
RONTEKY
Las mujeres de hoy en día debemos mucho a las María Jesús, inteligentes y luchadoras, cuantas puertas nos han abierto. Dios quiera se encuentre bien donde sea que este. Se lo merece.
ResponderEliminarHay mujeres ante las cuales, hay que quitarse el sombrero y decir chapó.
ResponderEliminarGracias por compartir un pedacito de tu historia.