Aquella mañana del dia de Navidad María se había levantado con dolores, muchos dolores y no sabía explicar por qué. No tenía ganas de desayunar y a la fuerza se tomo un café. Desde la noche de Nochebuena seguía con mal cuerpo, malestar que no se le quitaba a pesar que se había tomado un par de aspirinas, llamo a su novio para que la llevara a urgencias.
A media mañana llego su novio, José, con el coche de su madre que ese día se lo había dejado en casa y sobre las 12 horas llegaron a urgencias del Hospital Puerta de Hierro de Madrid y como casi siempre por la cantidad de personas que había en urgencias, hasta cerca de las 14 horas no la atendieron. María, cada vez tenía más dolores y no se tenía en pie.
Cuando la madre de José llego a casa, vio una nota de su hijo donde le explicaba lo que había pasado y porque había utilizado el coche, inmediatamente se desplazo al hospital a buscarlos ya que eran las tres de la tarde y aun no habían vuelto y no contestaban al teléfono móvil.
Mientras tanto en el hospital José estaba cada minuto que pasaba más asustado y preocupado porque veía María cada vez más malita, menos mal que por fin sobre las 15,30 horas la pasaron al box. María no quería hablar nada y se limitaba a quejarse por los dolores y a llorar. En el box el médico de urgencias lo primero que le pregunto a José fue que si su novia padecía alguna enfermedad y él le dijo que no, que él no tenía constancia y creía que no.
Le pidieron que saliera del box para reconocerla y treinta minutos después sale el médico y le dice: “Enhorabuena chaval, María está bien y te informo que has sido padre de una hermosa niña”. José se quedo tan sorprendido que no sabía si llorar o reír.
Unos minutos después, llego la madre de José pidiendo que la dejaran pasar a urgencias, diciendo que venía a ver a la novia de su hijo, que la habían traído hace un par de horas, buscaron su nombre y le dijeron “María ha sido dada de alta”. Ella pensó, que bien, aun podemos comer en casa. Un minuto después rectificaron. “Perdone señora, pero ha sido trasladada a maternidad”. La señora lo primero que piensa es que María lo mismo estaba embarazada y ha abortado. En esto la preguntan: “quién ha dicho que es usted”…
Ella contesta de nuevo que es la madre de José, el novio de la paciente. Entonces la piden sentarse, que la van a contar algo. Es que vera Ud., “su futura nuera ha tenido una preciosa niña”. A ella le entra un pasmo y la risa floja y entre risas consigue decir “hoy ni comemos en casa y encima tenemos uno más en la familia”. Su hijo José tiene 20 años y ella, su futura nuera 17. El vive con su madre. Ella, María, es de fuera de España y vive en un piso compartido con unas chicas.
A José el médico de urgencias le pregunto, “pero chaval tú no te acostabas con tu novia… como no has notado nada”, a lo que el muchachito respondió: “no, no note nada, creí que se estaba poniendo gorda…, además como no se denudaba porque es muy tímida…”
La señora madre se lo tomo bien, que remedio, de golpe se encontró con "dos críos y un bebe". Un día después se los llevo a casa a los tres. Una casa pequeña con un par de habitaciones. A ella, a María, la acomoda en la habitación de José y a él le manda al sofá. A María que no dejaba de llorar desde que había tenido el bebe le dice: " deja de llorar María que ya no tiene remedio, esto es lo que hay, así qué haberlo pensado antes”
Y esto es lo que ocurrió aquel día que María se había levantado con dolores, con muchos dolores, tantos que a la recién nacida niña de José y de María le pusieron de nombre DOLORES, pero la llaman LOLA.
Esto que cuento hoy, como “Cuento de Navidad” ocurrió de verdad, verdadera, hace seis años en Madrid. Sobre 2006. Ahora los chavales, a pesar de la crisis, han alquilado un piso para emanciparse. Han estado con la madre de José hasta hace unos meses.
La chica, como comentaba antes, tenía 17 años y estaba sola en Madrid, trabajaba como empleada de hogar y aunque viviera con otras compañeras tenía terror a contar su estado, no se lo conto a nadie, ni siquiera a su novio. Debió pasar un infierno. Y aunque parezcan mentiras, estas realidades existen aun en nuestro país, solo hay que poner oído y escuchar a la gente, tienen muchas cosas que contar…
Francisco Naranjo Llanos, director Fundacion Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.