Emilio
Gabaglio el que fuera secretario general de la CES (Confederación Europea de
Sindicatos), durante más de una década ha fallecido a la edad de 87 años. Nos dejó un 7 de octubre, Día Mundial del
Trabajo Decente. Su enorme legado son una huella imborrable y brillante en el
movimiento sindical europeo, pero también en la construcción europea en sí
misma.
Nacido en una familia de clase trabajadora en 1937, Gabaglio estudió
economía en Milán antes de regresar a su ciudad natal, para comenzar su vida
laboral como profesor de secundaria. Durante este tiempo se unió a la
Confederación Italiana de Sindicatos (CISL) y ascendió hasta convertirse en responsable
de su departamento internacional.
Ese papel lo llevó a ayudar a establecer la CES en 1970, además de viajar
por Europa y el mundo para apoyar a los sindicalistas que luchaban contra la
opresión. Asistió al congreso de sindicatos prohibidos durante la dictadura de
Franco en España, formó parte de una delegación a Polonia en agosto de 1980
para apoyar a la recién fundada Solidarnosc y viajó a Chile y Brasil para
apoyar a los trabajadores contra los regímenes militares.
Esas experiencias lo convirtieron en el candidato ideal para convertirse en
el tercer secretario general de la CES en 1991. Bajo su liderazgo, la CES
construyó una visión de una Europa social para garantizar que “la Unión Europea
no debe ser meramente una construcción económica”.
Ese compromiso, que compartió con el entonces presidente de la Comisión
Europea, Jacques Delors, dio como resultado una legislación histórica a favor
de los trabajadores como la Directiva sobre el tiempo de trabajo. Era un europeísta
convencido y firmó el acuerdo que consagraba el diálogo social en los tratados
europeos, algo que sigue siendo uno de sus logros más importantes conseguidos
para el sindicalismo de clase.
Pero también estaba dispuesto a pasar de la mesa de negociaciones a las
calles cuando era necesario. Bajo Gabaglio, la CES organizó una euro
manifestación y un día de acción por el empleo y la Europa social en 1993. Más
de un millón de trabajadores participaron en Bruselas y en otros 150 lugares,
lo que la convirtió en la mayor movilización de la historia de la CES y del
sindicalismo europeo.
La organización se expandió rápidamente con Emilio Gabaglio, que fue
reelegido en dos ocasiones. Los nuevos miembros procedían de todas las
tradiciones del sindicalismo y de todas las partes de Europa. En mayo de 1994, encabezó
una delegación para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores en
Sarajevo, cuando la ciudad estaba sitiada. “No recuerdo ni una sola palabra del
discurso que pronuncié”, comentaba, “pero nunca olvidaré los rostros que tenía
ante mí, llenos de determinación y esperanza”.
Fue un acto que demostró su humanidad inherente, así como su determinación
de vivir los valores del movimiento que dirigía. Siguió estando disponible para
asesorar a la dirección de la CES hasta el final de sus días y avanzaremos más
fuertes hacia una Europa social gracias a su legado.
Reflexión situación europea
En la revista de reflexión y debate de CCOO, “Gaceta Sindical” de octubre
de 2001, Emilio Gabaglio, realizó una reflexión sobre la situación europea y dio
unas pinceladas muy interesantes, que era su opinión, pero también de la CES.
Entre otras cosas decía:
“El movimiento sindical europeo necesita hacer oír su voz,
exponiendo sus planteamientos y elaboraciones…Desde nuestros Institutos
procuramos hacer un esfuerzo de elaboración y publicación de nuestras
propuestas con el proyecto de construcción de una Europa más social y
democrática… En mi intervención en la conmemoración del aniversario de la
Asamblea de Barcelona subrayé que, desde los orígenes de CC.OO., la opción por
Europa ha formado parte de vuestra estrategia. Las Comisiones Obreras no sólo
compartieron con las demás fuerzas que lucharon contra la dictadura la
aspiración de una España democrática partícipe de la construcción europea, sino
que también expresaron la voluntad de integrarse de inmediato en la CES, aunque
esa demanda no se aprobó hasta 1990… De vuestra participación la CES ha sacado
gran provecho…
…Quiero repetir las advertencias que hice en Barcelona sobre
la situación europea. Después del decepcionante resultado del Tratado de Niza
advertimos que el proceso de integración europea ha entrado en una fase
bastante difícil, justo cuando se acercaban citas de la mayor importancia para
el futuro de la Unión Europea: la introducción del euro y la ampliación de la
Unión en el plazo de poquísimos años. Muchas señales nos dicen que la
construcción europea suscita hoy menos consenso y adhesión que ayer, entre los
trabajadores, los jóvenes y los ciudadanos en general…
…La idea de una verdadera y propia Constitución de la Unión
Europea es evocada desde más partes y desde la CES, debemos ponernos en
condiciones de influir profundamente en este proceso, sobre el plano de los
contenidos y también sobre el método. En cuanto al primero es evidente la
necesidad de un reequilibrio de la construcción europea. Esta no puede
continuar siendo sinónimo de mercado y moneda única. Se necesita un verdadero
gobierno de la economía europea, de los procesos de transformación del aparato productivo, de la distribución territorial del
desarrollo, así como una decisión clara de reforzamiento del «modelo social europeo».
Sólo así la Unión Europea podrá tener más peso en la escena
internacional, para proponer su «diversidad», su modelo social, como
alternativa a la política neoliberal dominante en los procesos de globalización
en curso, contribuyendo de ese modo a la construcción de un nuevo y más justo
orden económico y social mundial…Tenemos necesidad de una opinión pública
europea, informada y partícipe. La CES es por tanto favorable a repetir la
experiencia de la convención que preparó la Carta de los Derechos
Fundamentales, un texto que pese a sus limitaciones está entre los más
significativos resultados de estos años…
Es necesario un movimiento sindical europeo fuerte y
representativo, capaz de expresarse con una sola voz frente a las instituciones
y a las patronales europeas y de movilizarse y luchar de forma coordinada, es
la mejor garantía de que disponemos para el alcance de nuestros objetivos. En
los últimos años hemos completado la construcción de una CES unitaria y
pluralista en la que se encuentran todas las experiencias y las familias
históricas del sindicalismo europeo.
Nuestra influencia sobre las sedes de decisión europeas ha
crecido y hemos impuesto que la plena ocupación, el trabajo con derechos, se
convierta en un objetivo declarado de la Unión Europea.... Además, hemos creado
nuevos instrumentos de representación a través de los Comités de Empresa
europeos y ampliado el derecho de información y consulta de los trabajadores en
las empresas. Hemos abierto nuevas posibilidades al diálogo social europeo
negociando acuerdos con la patronal a nivel interprofesional y sectorial. Creo
que ya se ha recorrido una parte significativa del camino…”
Y finalizo su aportación al debate y la reflexión diciendo: “Actuar
sobre el plano nacional ya no basta, hay que hacerlo también en el ámbito
europeo. Debemos coordinar mejor nuestras políticas reivindicativas y
contractuales e intensificar las movilizaciones y las luchas comunes. En
definitiva, debemos crear un verdadero contrapoder sindical europeo. Cuanto
hemos conseguido hasta aquí juntos, prueba que esto es posible”
Hace ya
varios años, en los años 90, Emilio Gabaglio, en alguna de las ocasiones que visito
la sede de CCOO de Madrid, nos contaba a un amplio grupo de sindicalistas una
anécdota sobre la importancia del 1º de Mayo para la clase obrera.
Decía, con un fluido castellano, que iban dos trabajadores camino de una manifestación
del Primero de Mayo, con sus banderas rojas al viento y uno de ellos le
pregunta al otro:
-Cuantos 1º
de Mayo crees tú que vamos a necesitar para conseguir las dignas y justas
reivindicaciones obreras ¿
-Con toda seguridad: todos, compañero, todos…
Y qué razón tenía Emilio Gabaglio y esas dos personas en su charla: Las
reivindicaciones obreras son eternas. Hay que movilizarse y manifestarse, unas
veces para conseguir logros y otras para que no te los quiten y el 1º de mayo
de cada año es el día clave para ello.
D.E.P, compañero Emilio y las más entrañables condolencias a su familia y
amigos. Aquí en España, entre la clase trabajadora siempre te recordaremos.
Francisco Naranjo Llanos, director Fundación Abogados de Atocha (2013-2024)
y sindicalista de CCOO.
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