EL 1º DE MAYO Y "LOS MARTIRES DE CHICAGO"

1 de mayo de 2024 y los Martires de Chicago 

Los primeros de mayo, cualquier 1º de Mayo, es la fecha internacional, conmemorativa de las reivindicaciones de la clase obrera. Este año 2024, se cumple el 138 aniversario de aquel 1º de Mayo de 1886, en el que los trabajadores y trabajadoras de Chicago padecieron la brutal represión en una huelga y en las manifestaciones, en las que reivindicaban la jornada laboral de ocho horas, que constituía la base de unas condiciones dignas de trabajo. Manifestaciones en las que decenas de obreros murieron y fueron heridas cientos de personas y que culminaron en la revuelta de Haymarket Square.

Por tanto, en estas fechas es un buen momento para recordar y homenajear, como cada año, los nombres de aquellos tres periodistas, Albert Parsons, August Spies y Adolf Fischer. El de aquel carpintero, Louis Lingg. Y de aquel tipógrafo, George Engel, que fueron condenados a muerte y ejecutados de forma inmediata por encabezar aquellas movilizaciones. Mientras Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michel Schwab, eran condenados a cadenas perpetuas o numerosos años de cárcel. Estos 8 trabajadores quedarían para la historia del 1º de mayo como “Los mártires de Chicago”.



Estas fechas son buenos momentos para acordarse de aquellas reivindicaciones de hace 138 años, que aspiraban a una vida digna y un trabajo decente, han tenido un largo recorrido de avances, pero también cargado de persecuciones, cárcel, dolor, tortura y muertes, bajo acusaciones parecidas, a cargo de los poderosos, los ricos y su ejército de pícaros plañideros, holgazanes y lanmeculos de los señoritos que no han dado un palo al agua en su vida.

También es buen momento para recordar que, pese a los años transcurridos, las formas de explotación de la clase trabajadora siguen siendo básicamente las mismas, aunque se han perfeccionado de tal manera que, al igual que en aquellos lejanos días, son presentadas y asumidas como inevitables y hasta necesarias.

Y, sin embargo, la clase obrera y trabajadora sigue existiendo, porque la explotación de las personas trabajadoras no ha desaparecido. Es más, esa explotación se ha despojado de la careta y se nos muestra en su más cruda realidad.

Si nos referimos a los primeros de mayo en España, tendríamos que remontarnos a 1890 -134 años ya- cuando se celebró por primera vez en nuestro país. El balance de aquel primer 1º de mayo español fue ambivalente. Al ser la primera movilización obrera general el éxito fue indudable y, por lo tanto, los patronos como el gobierno de aquel tiempo, comenzaron a ser conscientes que, a partir de entonces había que tener en cuenta al movimiento obrero. Pero, también es cierto que el balance de lo conseguido fue muy exiguo.

A pesar de ello, a partir de entonces, los 1º de mayo se fueron celebrando año tras año con altibajos en cuanto a la participación y a sus reivindicaciones y logros. La celebración del Primero de Mayo en la España del primer cuarto del siglo XX se desarrolló entre la autorización y la prohibición gubernamental y tuvo que ser el 1º de Mayo de 1931 el que fue muy especial, porque se realizó a las pocas semanas de la proclamación de la República y, sobre todo, porque fue la primera celebración como fiesta oficial, decretada por el Gobierno de la República, a propuesta de su Ministro de Trabajo, Largo Caballero.

En los recuerdos de la historia es destacable también, el 1º de mayo de 1936, aunque la alegría duro poco ya que pocos meses después llego golpe de estado franquista y la posterior guerra in-civil. Fue un gran primero de mayo de unidad obrera y frente popular, celebrado poco después de la victoria política del Frente Popular en febrero de 1936. Ese año se manifestaron en Madrid medio millón de personas. Las banderas rojas se mezclaron con la tricolor de las republicanas.

Ese año, 1936, fue la última vez que el movimiento obrero español se manifestó en paz y libertad del Primero de Mayo, hasta 42 años después: 1978. Durante los tres años que duro la guerra (1936-1939) los actos del primero de mayo fueron muy escasos, entre otras cosas porque donde triunfo el golpe de estado lo primero que hicieron fue prohibir cualquier tipo de movilización.

Concluida la guerra una orden del 9 de marzo de 1940 ratifico la suspensión, hasta el año 1956 que el ministro de los sindicatos verticalistas José Solís, después de una visita al Vaticano, se adhirió al uno de mayo, como fiesta de San José Obrero, “por solidaridad con la disposición de la Santa Sede” según consta en la orden ministerial del 27 de abril de 1956.

A partir de esa fecha todos los años la jerarquía católica y el régimen franquista organizaban los actos correspondientes al 1 de mayo de san José Obrero con misas y discursos de los jerarcas franquistas con la participación del sindicalismo vertical franquista, inaugurándose las grandes exhibiciones sindicales en el estadio Santiago Bernabéu, alternando actuaciones deportivas y folclóricas a cargo de coros y danzas de la sección femenina con las culturales. Todo ello con gran difusión de estos actos, prensa, radio, televisión, NO-DO.

A partir de la década de los sesenta, del siglo pasado, con la revitalización del movimiento obrero en especial a través de las Comisiones Obreras, comenzó a generarse una nueva dinámica en relación con la celebración del 1º de Mayo. El día anterior, es decir, el 30 de abril, se establecía como jornada de lucha con paros cortos, boicots al transporte colectivo de las grandes empresas y minutos de silencio en los comedores de las fábricas

Y fue a partir de 1962, después de las huelgas mineras de la primavera y hasta 1976 cuando en España dibujaría una curva ascendente de conflictividad laboral, incluidos los 1º de mayo. Por ejemplo, en el 1º de mayo de 1967 en Madrid miles de trabajadores se dieron cita en Gran Vía, recorriendo de arriba abajo y al revés las amplias aceras de esa calle madrileña. En 1975 y 1976, en un contexto sin precedentes de la conflictividad laboral en España se dio un paso más desafiando en la calle a las autoridades el 1 de mayo de manera masiva.

Las organizaciones sindicales, después de más de 40 años prohibidas, fueron legalizadas el 27 de abril de 1977. Por entonces ya habían sido legalizados los partidos políticos. A pesar de ello el Gobierno de Adolfo Suarez prohibió las manifestaciones del 1º de Mayo de ese año, a lo largo y ancho de la geografía española.

El 1 de Mayo estalla “el día de los botes de humo”, según acertada definición de Marcelino Camacho. Ocurre en Vallecas, Madrid. Acuden cerca de 100.000 personas, según los sindicatos; y 6.000 según el Gobierno. Y empiezan las carreras y los botes de humo.

Ese mismo día, por la tarde, se había organizado una fiesta campestre en el Pinar de las Siete Hermanas en la Casa de Campo, fiesta que tuvo un carácter pacífico hasta que al final de la tarde intervino de nuevo la policía. La jornada de aquel 1º de mayo de 1977, ya con los sindicatos legalizados, se saldó con varios heridos graves, más de doscientos heridos de diversa consideración y centenares de detenidos en el conjunto de España.

Fue en 1978 cuando de verdad realizamos un 1 de mayo en libertad y democracia. Los medios de comunicación destacaron la normalidad ciudadana con la que trascurrió la conmemoración y en la que participaron centenares de miles de personas. Todo en un ambiente general de entusiasmo.

Desde entonces y hasta la fecha, nunca han faltado a la cita un gran número de personas a los 1º de mayo reivindicativos, pero también festivos. Los trabajadores y trabajadoras de Madrid y del conjunto de los pueblos de España han demostrado un año sí y otro también el vigor de la clase obrera recorriendo sus calles y plazas.

Recuerdo que hace ya varios años Emilio Gabaglio, un gran dirigente sindical italiano, que fuera durante más de una década, secretario general de la CES (Confederación Europea de Sindicatos), en una de las ocasiones que estuvo en Madrid, nos contaba a un amplio grupo de sindicalistas, una anécdota sobre la importancia del 1º de Mayo para la clase obrera.

Decía, que iban dos trabajadores camino de una manifestación del Primero de Mayo, con sus banderas rojas al viento y uno de ellos le pregunta al otro: 

-Cuantos 1º de Mayo crees tú que vamos a necesitar para conseguir las dignas y justas reivindicaciones de la clase obrera…
-Con toda seguridad: todos, compañero, todos…

Qué razón tenía Emilio Gabaglio y esas dos personas en su charla: Las reivindicaciones obreras son eternas. Hay que manifestarse, unas veces para conseguir logros y otras para que no te los quiten y el 1º de mayo de cada año es el día clave para ello.

Este año 2024, convencido estoy, que va ser de nuevo un gran 1º de Mayo, la clase obrera va a seguir recorriendo las calles con las cientos de manifestaciones que se realizaran en toda España, reivindicando el pleno empleo. menos jornada, mejores salarios. Y teniendo en cuenta lo que está pasando con la justicia en nuestro país, se ha incluido la defensa de la democracia y por supuesto seguiremos reclamando Paz en todo el mundo, desde las guerras más conocidas, como es el caso de la originada por la invasión de Ucrania y el genocidio en Palestina, como otras muchas que están silenciadas o son poco o nada conocidas.

En el caso de Madrid, la manifestación principal, la convocada por CCOO y UGT, está previsto recorrer el centro de la ciudad, a las 12 h, desde Gran Vía (esquina c/ Alcalá) a Plaza de España. Allí estaremos una vez más.


Termino: Lo digo con orgullo, en esos 47 años, que van de 1977 a 2024, -de los botes de humo al Gobierno de Coalición-, solo he faltado una vez a la cita del Primero de Mayo y fue por temas familiares y la obligada por la Covid 19 y este año voy a estar ahí, como siempre, acordándome de la acertada anécdota que contaba   Emilio Gabaglio, pues todos los primeros de mayo son necesarios para avanzar o para al menos no retroceder de los logros conseguidos. Si eras persona trabajadora, allí te esperamos.

Francisco Naranjo Llanos, director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.

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