Paloma Herida |
Pero en esta columna ademas de hablar de la paloma herida, en especial quisiera referirme a un relato de Pilar Blanco, una amiga periodista que se nos fue joven para no volver más, aunque dicen que solo se muere quien es olvidado y en este caso muchos tenemos a Pilar siempre en nuestra memoria.
En mi caso porque en esta ocasión, nada más ver a la paloma herida, recordé una de sus columnas escrita en el periódico Madrid Sindical. Columna que me causo gran impresión e incluso dolor. Me refiero a la titulada “Gacela Herida”, ya que tanto en el fondo como en la forma, se parece a lo ocurrido con mi paloma herida, A continuación la transcribo tal cual la escribió Pilar a finales del siglo pasado:
“Gacela herida
Hace unos días, saliendo, con paso vacilante, de buscar consuelo médico para mi maltrecho cuerpo, fui sorprendida por un revuelo callejero; ya se sabe que en esos casos una puede encontrarse o una pelea o un accidente de tráfico. En este caso era lo segundo.
En efecto, una mujer joven acababa de ser atropellada por una moto. Mientras otro motorista, éste un mensajero, recogía el contenido de su cajón volcado, la motorista y otra mujer levantaban del suelo a una mujer presa de los nervios y el llanto. Se movía con dificultad y entre todas quisimos convencerla de la conveniencia de acudir a un centro médico cercano para que fuese atendida adecuadamente, en tanto ella recitaba de continuo palabras que ahogaban el llanto y entre las que pude descifrar algo así como que no podía, pues tenía prisa y debía de realizar algún trabajo y recoger a las niñas.
Comprobamos que podía moverse sin gran dificultad, deduciendo que en principio no existían grandes problemas, pero no cejaba de llorar y alguien preguntó que, si no quería acercarse al centro sanitario, por qué lloraba. En mi experiencia de accidentes apunté que debía ser por los nervios, entonces entendí con claridad lo que decía, “no puedo porque tengo que cocinar y recoger a las niñas”, para rematar con una frase que ya cuesta digerir a estas alturas, “además, mi marido me va a regañar”. La motorista y yo intercambiamos una mirada de espanto y no fuimos capaces de conseguir que esperase a tomar un respiro. ¡Paloma resistente, gacela herida! “
Pero quien era Pilar Blanco…
En los años sesenta llegaban muchos emigrantes de provincias para trabajar en Madrid, Pilar Blanco Villarroel era una de ellas. Venia de un pequeño pueblo de Palencia y su intención sólo era trabajar en la capital de España y se encontró dentro de un polvorín político y sindical como fueron los últimos años de la dictadura y los de la transición a la democracia.
Trabajó de metalúrgica en una empresa que ya no existe: Isodel, una empresa del metal situada en el polígono industrial de Méndez Álvaro, lugar que vivió muchas movilizaciones y una autentica crisis en los años 80... Allí estaba ella de enlace sindical, al lado de sindicalistas que les llevaban años de experiencia sindical, luchando por sus compañeros de Isodel. En aquella época se podían contar con los dedos de la mano las mujeres que se dedicaban a representar a los trabajadores. Pilar era una de ellas.
A Pilar le gustaban las palabras, así que cuando cerraron su empresa, en la década de los 80, finalizo periodismo y fue una periodista de raza. Cuando colaboro en CCOO de Madrid en los 90, apenas existía el gabinete de comunicación como tal y fue ella, conjuntamente conmigo, quien más contribuyo a que CCOO se diera a conocer entre los medios de comunicación de la Comunidad Madrileña.
Cuando en el año 2000, se hizo cargo de la dirección de Madrid Sindical, periódico de CCOO de Madrid, que llego a editar mas de 150.000 ejemplares en papel, volvía de una larga baja laboral por una grave operación, de la cual en su recuperación tuvo incluso que aprender a hablar, andar y leer correctamente. Supo sobreponerse a sus miedos y sus dudas y superándolo con sobresaliente.
Sus más de cien columnas de la última página del Madrid Sindical, primero firmando como Pilar Blanco y después con el seudónimo de Clara Pérez, o Feli Gutiérrez, como homenaje a sus abuelas, dan muestra de su capacidad y pensamiento sindical, social y político sobre los temas y las personas. Este es el libro que le dedicaron sus compañeros de CCOO de Madrid. Pinchar aquí:Que florezcan cien rosas.
En fin podría seguir escribiendo sobre Pilar largamente pero con este breve resumen espero sea suficiente. En cuanto a la paloma herida, tengo que decir que cuando envio esta columna al periódico lleva varios días sin aparecer. O nos ha olvidado o es que ya no puede volver...
Francisco Naranjo Llanos, director Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.
P.D.- Este articulo también se puede leer en la sección de OPINION de Madridiario.es
Que hermoso homenaje, amigo Paco
ResponderEliminarGrande Paco, grande Pilar y ese magnífico equipo formado por CCOO de Madrid
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