INTERVENCIÓN EN EL 11º CONGRESO DEL SECTOR FERROVIARIO DE CCOO EN CACERES
Decía Don Miguel de Unamuno, "que la Historia es el ruido de las
grandes olas de un océano, su superficie aparatosa y espectacular, mientras que
la Intrahistoria sería las silenciosas y tranquilas aguas del fondo del mar" y también decía
que se conoce más la historia de un pueblo a través de las intrahistorias que
la historia oficial y eso es lo que precisamente os voy a contar hoy, unas
intrahistorias de CCOO en el ferrocarril que espero os gusten y que sobre todo sirvan para recordar hechos que seguro que habéis oído o vivido muchos de
vosotros y vosotras.
La primera intrahistoria, crónica, anécdota, o
pequeña historia, que quiero contaros es un
humilde homenaje a la memoria del poeta Rafael Alberti, autor del cartel
del tercer congreso del Sindicato Ferroviario de CCOO, congreso que en estas
fechas, del 26 al 29 de abril, -solo que hace 33 años-, en 1984, estábamos
celebrando en Cádiz..
RAFAEL ALBERTI: AQUEL VERANO DEL 83
Estábamos en pleno verano de 1983, le habíamos
solicitado a Rafael una entrevista para pedirle que nos dibujara alguna cosa
relacionada con el ferrocarril, que nos sirviera para confeccionar el cartel
del III Congreso del Sindicato Ferroviario de CCOO. El argumento de la visita
era, que como lo íbamos a celebrar al siguiente año en Cádiz, habíamos pensado
en él para que nos hiciese un dibujo ilustrativo.
Llegamos un poco nerviosos sobre las cuatro de la
tarde al apartamento en el que Rafael Alberti vivía, en la planta veintitantas
del edificio más alto de Madrid en aquellas fechas, La Torre de Madrid, situado
en la Plaza de España.
Nos abrió la puerta un Rafael serio y triste y un
poco desaliñado. Después nos enteramos que era porque se encontraba afectado
por la situación de empeoramiento de la enfermedad, mal de Alzheimer, de su
compañera de toda la vida, la escritora Mª Teresa León.
Lo primero que nos sorprendió, a los jóvenes
sindicalistas de CCOO que fuimos a la entrevista, fue que detrás del pomo de la
puerta de entrada había colgadas varias camisas de aquellos dibujos y colores
chillones, que tanto le gustaba ponerse Rafael.
También había en algún rincón del estrecho
pasillo, rodando por el suelo, un cuadro de su compañero y amigo, Pablo
Picasso. Nuestros ojos se salían de las órbitas.
Una vez sentados alrededor de una gran mesa
rectangular que tenía en el salón comedor, que también le servía de mesa de
trabajo, y cuando apenas habíamos comenzado a contarle el motivo de nuestra
visita, nos sobresaltamos al sonar de golpe el timbre de un despertador
que no veíamos pero que estaba muy cerca de nosotros.
Rafael con esa tranquilidad y aspecto bonachón
que siempre le ha caracterizado, mientras palpaba con sus manos distintos
lugares de la mesa hasta que dejó de sonar dijo: “es un bolígrafo-despertador,
que me han regalado unos amigos italianos. Cuando suene otra vez, intentaré
encontrarlo”. La mesa, una gran mesa, más grande que la propia habitación,
estaba toda ella llena de papeles, libros y objetos varios. Tan llena que no
supimos de qué color tenía la tapa.
Después de escucharnos con suma atención y
comprometerse con nosotros que en un par de meses nos haría un dibujo
relacionado con el ferrocarril, nos invitó a tomar algo. Muy educadamente para
no molestar, dijimos que no, que muchas gracias, que teníamos prisa. Él dijo
que le apetecía un whisky, si lo acompañábamos, pues no le gustaba beber solo.
Dicho y hecho. Inmediatamente uno de nosotros -yo
mismo- fui a la cocina y prepare unos vasos
con hielo y con una buena botella de whisky, nos pegamos en amor y compañía de
Rafael, unos lingotazos que nos supo a gloria bendita. A partir de ahí se
acabaron las prisas. Por cierto y sin ánimo de crítica, y en honor a la verdad
verdadera, la cocina estaba -guardando las distancias- como la mesa del salón,
pero en lugar de papeles y libros, eran platos y vasos.
Así que ya con calma y relajados, hablamos con él
de lo divino y de lo humano. Hablamos de poesía, de política, de su compañera
María Teresa León, y por supuesto del premio Cervantes, que por cierto también
en este tema estaba bastante escéptico de que se lo concedieran, pues había
rumores de otros candidatos, que según él tenían más posibilidades. Nosotros le
animamos diciéndole que realmente se lo merecía.
Nos fuimos cerca de las siete de la tarde,
después de estar tres horas con él, más contentos que unas pascuas, pues además
de encantadora charla con el gran poeta, algo tendría que ver los whiskys que
nos metimos para el cuerpo.
Unos meses después se concedió a Rafael Alberti
el preciado galardón del premio Cervantes, con lo que aparte de la alegría por
su concesión, nuestro “encargo” del dibujo para el cartel del Congreso
Ferroviario, estuvo a punto de irse al traste. Pero no, en una segunda visita,
a comienzo del año 1984, ésta más rápida y para nosotros más eficaz, -pero hay
que reconocer que menos placentera-, cogió los pinceles y un caballete, subimos
a la terraza del edificio y en menos de 15 minutos nos hizo el dibujo que
acompaña a esta crónica.
Estando ya en el congreso del sindicato
ferroviario en Cádiz, en Abril de ese mismo año, nos enteramos que Rafael
actuaba con Nuria Espert en Gran Teatro Falla de Cádiz en un recital de poesía
y allí que nos fuimos de nuevo un par de compañeros a enseñarle a Alberti, como
había quedado su obra. Cuando conseguimos llegar hasta el, en los camerinos del
teatro, sus emocionadas palabras fueron: “Mira Nuria, mira, que bonito ha
quedado el dibujo que les hice a mis camaradas los ferroviarios”.
Después de quedarnos a ver el recital de Rafael y
de Nuria, (presentaba la cantante Masiel) le invitamos a nuestro congreso. No
asistió, pero si nos dedicó unas palabras, escritas en la cartulina de la
invitación (invitación que guardo con devoción) al recital del teatro de Cádiz
y que tuve el honor de leer, entre orgulloso y emocionado en el pleno
de nuestro congreso, el congreso de los ferroviarios en CCOO:
“En Cádiz y no pudiendo asistir a vuestro
congreso, recibid mi saludo más entusiasta.
Rafael Alberti”
Rafael Alberti Merello (El Puerto de Santa María, Cádiz, 16 de
diciembre de 1902 /28 de octubre de 1999)
Reconocimiento
al valor de las mujeres sindicalistas en tiempos difíciles
La segunda
intrahistoria que os voy a contar tiene que ver con las mujeres sindicalistas.
Algunos
recordareis que en la conmemoración del 50 aniversario de CCOO en el
ferrocarril, en el acto que realizamos en Madrid el pasado mes de febrero de
2015 hice un breve reconocimiento a las mujeres de los sindicalistas ferroviarios que
lucharon por la mejora de los derechos sociales y laborales de los
trabajadores en tiempos de la dictadura franquista y en la transición a la
democracia.
Muy pocas
militaban sindicalmente, porque entre otras cosas la gran mayoría no
trabajaban fuera de casa, pero si lo hacían social y políticamente, apoyando a
sus compañeros, repartiendo propaganda, pegando carteles, ayudando a
confeccionar una octavilla, un comunicado, etc. La historia de esas mujeres, “alma
de resistentes”, está por escribir.
Hoy me
gustaría hablar de alguna de las mujeres
que en aquellos tiempos difíciles, con un gran valor y coraje, dieron la cara en el ferrocarril por la igualdad de
género.
Esto es lo que escribí de una de ellas,
hace ya unos años en mi Blog y que ahora incluiré en un libro que voy a
publicar en breve. “Los Carriles de la Vida”. Por cierto libro que me va
a prologar otra gran mujer, compañera y amiga –además de extremeña- . Me
refiero a Cristina Almeida.
UNA JOVEN
LUCHADORA FERROVIARIA
Llego
despacio, sin hacer ruido, sin molestar, sentándose en las últimas filas. Los
demás, casi todos hombres, cerca de cincuenta, estábamos debatiendo como llevar
a la práctica las acciones necesarias en RENFE para conseguir la amnistía de
los represaliados por el franquismo, así como montar algún órgano
representativo, al margen del sindicalismo vertical, el sindicato del régimen.
Hay que
tener en cuenta que estamos hablando de finales de 1975, recién muerto Franco y
las primeras elecciones sindicales, ya en democracia, se celebraron cerca de
tres años después, en abril de 1978.
Las
reuniones las hacíamos en la calle Silva, una calle colateral a Gran Vía, en
Madrid, al lado de la plaza de Callao, en un local de la HOAC (Hermandad Obrera
de Acción Católica).
Ese día,
mejor dicho esa tarde-noche, la mayoría, por no decir todos, tan enfrascados
estábamos en el debate, que no nos habíamos dado cuenta de la presencia de una
persona nueva en la reunión.
De pronto
sonó una preciosa voz de mujer desde las últimas filas, diciendo, “que
trabajaba cerca de allí y que se había enterado de la existencia de estas
reuniones y que quería participar y ayudar en lo que pudiese.”. Todos,
primero disimuladamente y después con todo descaro, miramos para ver cómo era
esa jovencita con esa voz tan dulce.
Me acuerdo
perfectamente de ella: Pelo moreno rizado, gafas redonditas, vestida con el
uniforme de informadora de RENFE de aquel tiempo, falda y chaqueta azul, -azul
azulón- y camisa amarilla.
Después de aquel
día, vinieron muchos días y meses, incluso años, ya que María Jesús Álvarez
García, así se llama aquella joven desconocida, participó activamente en
desarrollo del movimiento obrero en RENFE y en la creación de aquel Pleno de
Representantes Ferroviarios, en la que participaban militantes afiliados a
sindicatos de clase -especialmente de CCOO y USO- y otros no afiliados.
El Pleno, o
la “plata-junta ferroviaria”, como se le conocía coloquialmente entre los cerca
de 80.000 ferroviarios que trabajábamos entonces en RENFE, negocio el primer convenio
colectivo de la empresa, en 1976/1977, con una Comisión Negociadora
prácticamente de hombres y cuando en su desarrollo se hablaba de los derechos
de las mujeres y de igualdad de género, pasábamos olímpicamente del tema, menos
mal que estaba María Jesús para ponernos las pilas. (Había otras mujeres en el
Pleno, pero ella sola en la Comisión Negociadora).
De esas
negociaciones que comento, salieron la posibilidad de que en el ferrocarril
pudiese haber mujeres, entre otras categorías, Maquinistas, Jefas de Estación,
Interventoras, etc. Hasta esas fechas solo podían ser administrativas.
Administrativas que tenían que abandonar su trabajo cuando se casaban. Era Ley.
Franquista, pero Ley. En ese tema como en otros fuimos punta de lanza en el
ferrocarril.
A partir de
aquellas fechas cuando voy en tren y una interventora me pide el billete, o en
una estación veo a una mujer dándole la salida al tren con su banderín y su
gorra roja, no tengo por menos que recordar a María Jesús, aquella compañera,
informadora de RENFE, de una oficina de la calle de Alcalá de Madrid, que nos
hizo ver a los hombres de la Comisión Negociadora que ellas, las mujeres,
tenían tanta o más capacidad para realizar toda clase de funciones, funciones y
tareas que el régimen dictatorial franquista, consideraba que solo eran
cosas de hombres. Después os fuisteis incorporando muchas más.
Esto lo
escribí en el verano de 2010 y hacia cerca de 30 años que no veía ni sabía nada
de Mª Jesús, después en marzo de 2015, en el acto de aniversario del sector
ferroviario de CCOO, que comentaba antes, he vuelto a coincidir con ella y debo
decir que esta igual como la describo, apenas pude conversar con ella pero por
su apariencia me pareció que había tomado el elixir de la eterna juventud.
María Jesús,
si lees esto, quiero que sepas, que me siento orgulloso de haber sido y ser,
además de compañero de luchas sindicales, tu amigo. Te mereces este y otros
muchos reconocimientos y estoy seguro, que si supieran esto que cuento muchas
mujeres y hombres, tendrías también su reconocimiento, pues eres una de las
personas que más contribuistes a que hayamos avanzado en la igualdad de género
en el ferrocarril y por ende en el conjunto del estado.
Gracias María Jesús Álvarez García por lo mucho
que aprendí de ti.
DESPEDIDA
En fin nada
más. Solo despedirme con las conocidas palabras de un compañero que estuvo a
punto de ser ferroviario, pero por circunstancias derivadas de la Guerra
Incivil Española no pudo serlo. Me refiero a Marcelino Camacho. Él
decía: "Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar"
Así que sin
más: ¡! Viva el 11º Congreso del Sector Ferroviario de CCOO!!
Francisco Naranjo Llanos
Director de la Fundación Abogados de Atocha
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