Madrileños en el rio Manzanares. En el fondo el Puente de los franceses. |
Una de las más concurridas era la piscina del Parque Sindical de Madrid, que con una capacidad de 12.000 metros cúbicos fue en su día la más grande de Europa. Fue inaugurada por el Dictador Francisco Franco el 18 de julio de 1958, junto al ministro Solís, para disfrute de los «productores» denominación que recibieron durante años los trabajadores. Fue gestionada por el sindicato vertical franquista, que eran los dueños de ese patrimonio sindical, por supuesto con la cuota obligatoria que pagaban los currelas.
Conocida popularmente como «el charco del obrero», algún domingo sus instalaciones recibieron hasta 40.000 madrileños, y de manera muy habitual, llegaban a cerca de 30.000. Había tres piscinas. Una para niños de solo 40 centímetros de profundidad. Otra enorme, de 132 por 80 metros , con una profundidad de 1,20 metros , ideal para la mayoría de los visitantes, que o no sabían nadar o no lo hacían muy bien.
Para los más avezados, una piscina olímpica de 50 metros y una profundidad de entre 1,5 y 4 metros , que contaba con la innovación de la iluminación nocturna, lo que le permitía albergar competiciones nocturnas. Los bañistas llegaban la mayoría en autobus o tranvía y cargados con las viandas necesarias para pasar un día lejos del calor de la ciudad. Acudían familias enteras o pandillas de amigos.
Mi anecdota comienza una tarde de un caluroso verano del año 1970 en Madrid. Trabajaba por aquel entonces a 12 horas en la estacion de ferrocarril de Peñuelas e Imperial. Acababa de comer en una casa de comidas baratas cerca de Tirso de Molina y a continuación, bolsa en ristre, me encamine al “charco del obrero” a pegarme un buen baño y hacer tiempo hasta la hora de entrar a trabajar a las ocho de la tarde en la estación de RENFE de Imperial.
Ese día estaba contento y feliz, pues mis padres
acababan de comprarme un anillo de oro de los llamados sellos con mis iniciales
grabadas y además esa misma mañana había comprado un single de Armando
Manzanero, con la canción muy popular por aquellas fechas “somos novios”, pues
a la semana siguiente aprovecharía para ir a Mérida y regalárselo a mi novia
que cumplía años, 18, para ser exactos.
Así que sobre las cinco de la tarde entre en el
Parque Sindical (actual Parque Deportivo Puerta de Hierro) con una pequeña bolsa de deporte verde donde llevaba el disco de Armando Manzanero, un bocadillo un periodico y unas ganas enormes de meterme en el agua.
Me cambie en los vestuarios, unos enormes vestuarios, pues como decia antes eran miles los que frecuentaban estas instalaciones, pues ademas de piscina tenia canchas de baloncesto, campos de futbol y otros espacios deportivos, pero la gran mayoria iban a lo que yo a remojarse el cuerpo.
Una vez cambiado y puesto
el bañador entregué la ropa en los vestuarios a cambio de una ficha numerada y
con la bolsa verde al hombro, a la que incorpore la cartera, el reloj de
pulsera y el anillo de oro (no fuera que se me cayera al agua) y me encamine directamente
a los márgenes de esa gran y poblada piscina.
Deje la bolsa verde al
lado de un árbol, cercano al borde de la piscina para que estuviera a mi vista y
me di un chapuzón de campeonato. A pesar de que debido a la mucha gente que había
no estaba muy fría -yo diría que más bien templada tirando a caliente- se me
quitaron todos los sudores y calores del cuerpo. Como vulgarmente se dice “me
quede como nuevo”.
Después de un rato
tomando el sol y sin quitarle un ojo a la bolsa verde me volví a meter otro
ratito. Salí, me duche en las duchas pegadas a la piscina y me apreste a dar buena cuenta del bocadillo,
pues seria cerca de las siete de la tarde y como decía antes tenía que comenzar
a trabajar a las ocho. Y ohh, sorpresa, la bolsa verde había desaparecido del
lugar donde la había dejado.
Después de buscar la
bolsa verde por los alrededores infructuosamente y jurar y maldecir en varios
idiomas, incluido el arameo, me encamine a los vestuarios para requerir la ropa
e irme inmediatamente a trabajar, pues ya seme estaba haciendo tarde.
Llegue a los vestuario y
ohh, sorpresa, no me dan la ropa porque
no llevo ficha y según sus normas no pueden entregarla a no ser que le enseñe
el DNI u otra documentación que acredite que yo soy yo. Y yo solo llevaba el bañador,
pues la ficha, la documentación, el single del Armando Manzanero, el Marca, el
bocadillo y por supuesto el anillo de oro se habían quedado en la bolsa verde. La única opción que me daban era que me
quedara al cierre de la piscina y que si quedaba alguna ropa después de irse
todos esa seguramente seria la mía.
Después de un rato de debate
y discusión al comienzo y de lloros y ruegos al final, con los encargados de los
vestuarios, conseguí que me dejaran pasar a coger mi ropa, que dicho sea de paso, menos mal que me quede con el lugar donde lo habían
colgado pues allí había cientos de perchas con su correspondiente ropa cada
una. Al final quedamos tan amigos y recuerdo que incluso me prestaron dinero
para poder coger el autobús. Llegue al trabajo un poco tarde, pero llegue
incluso vestido.
En fin que vaya tarde de
verano la de aquel día. Días después volví a las instalaciones del “charco del
obrero” y había aparecido la bolsa verde con la documentación, pero del poco
dinero que llevaba, el anillo de oro y del disco de Armando
Manzanero, nada de nada. Así que aprovechando la ocasión les dejo con la canción “Somos Novios”.
Somos novios, Armando Manzanero.
Francisco Naranjo Llanos, director Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO
P.D.- Este articulo también se puede leer en la sección de OPINION de Madridiario.es
Me recuerda mi época del charco del obrero que a veces tenias que empujar a la gente para hacerte un hueco para meterte en el agua, y como anécdota un año, el día 1 de mayo, primer día de piscina uno de los amigos que íbamos tantas ganas de agua que tenia que se tiro con el reloj puesto, claro el reloj se ahogo y era un regalo de sus padres días antes por su cumple años. Lo que hace ser joven.
ResponderEliminar¡Qué foto! Impresionante. Leí la historia correspondiente a la foto, si es fantasía la narras como verdadera y resulta tan amena que quieres seguir leyendo. Volveré por las siguientes. Más que muy bueno.😊
ResponderEliminarY con que ilusión íbamos... Madre mia!. Hoy sus instalaciones incumplirían, todas las normativas habidas y por haber. Excuso referir algún acontecido. En fin.
Mi padre fue uno de los técnicos de tratamiento de aguas que montó y puso en marcha la depuradora. Trabajaba en bastos ingenieros.
ResponderEliminarCuando falleció, como era su deseo, le esparcimos sus cenizas en el charco del obrero.
Un sitio de grandes y profundos recuerdos
Yo fui infinidad de veces con mis padres hermanos y mis tíos y primos por parte paterna he disfrutado muchísimo tengo recuerdos maravillosos después del baño y terminar la merienda me vestía y me iba a la pista de cemento de patinaje con mis patines de ruedas de rodamiento que genial como patinabayo
ResponderEliminarY en 1970 un día 15 de mayo día de San Isidro era cuando se abría la piscina parque sindical llamado también sindical Park en la grada inmensa que había tomabas el sol y allí conocí a un muchacho estudiante de ingeniería industrial y excelente amigo que desgraciadamente al paso de unos años falleció de cáncer siendo muy joven
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