MARCELINO CAMACHO: UN SINDICALISTA PARA LA HISTORIA


(...Ya estás aquí de pie
con esa forma tuya de enseñarnos,
dos pasos adelante y uno atrás
sí es necesario.
Se trata de luchar
teniendo como alma la verdad).

Esta era una de las estrofas de la canción que Víctor Manuel dedico a Marcelino Camacho en 1976.

En aquella época estábamos viviendo en España lo que se ha llamado "la transición" y hasta un año después, abril de 1977, no se legalizo CCOO.

Antes, aun en la clandestinidad, el 11 de julio de 1976, en la Asamblea Nacional de CCOO en Barcelona, constatada la imposibilidad de crear un sindicato unitario, se decide dar el paso de movimiento a organización sindical y se propone la creación de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras y se elige a Marcelino Camacho coordinador.

Las resoluciones de la Asamblea de Barcelona, culminó, en junio de 1978, con el primer congreso confederal de CCOO, congreso en el que fue elegido como Secretario General Marcelino Camacho, cargo que ostentó hasta 1987.

Marcelino nació en el pueblo de Osma La Rasa, (Soria), el 21 de enero de 1918 y murió en Madrid a la edad de 92 años, el 29 de octubre de 2010. 

Al día siguiente miles de personas le dijimos hasta siempre en la Puerta de Alcalá de Madrid, lugar donde al comienzo de la democracia terminaban los 1º de mayo. El mismo lugar donde Marcelino dio durante años sus mejores mítines sindicales.

Aquél sábado lluvioso, en que dimos el último adiós, desde el auditorio que lleva su nombre, una marea de chubasqueros rojos avanzó lentamente por las calles de Madrid hasta llegar a la Puerta de Alcalá donde se gloso la lucha del histórico sindicalista por los derechos de la clase obrera.

Por la calle de Alcala en el ultimo adios a Marcelino Camacho

Aparte de la afinidad ideológica y sindical con Marcelino, visto desde el lado humano, en mi caso había otro plus añadido, el profesional: ser o proceder de ferroviario une mucho. Marcelino se crió en una casa, le llamaban "casilla", del ferrocarril en Osma-La Rasa y su padre trabajó de guardagujas y su madre de guardabarrera en el ferrocarril. Marcelino estuvo de aspirante a factor y fue el golpe de estado contra La República en 1936, lo que le privo de ser ferroviario en su vida laboral. Mi padre también trabajo de guardagujas y también me críe en una casa, “casilla”, del ferrocarril e ingrese en Renfe de factor.

Son muchas las ocasiones que he coincidido con Marcelino, tanto en el sector ferroviario, como en otros lugares comunes del sindicato o en las cientos de movilizaciones que los sindicatos de clase han protagonizado en nuestro país.

Para un breve artículo de opinión tampoco se trata de dar pelos y señales de todas y cada una, pero recuerdo con mucho cariño una manifestación que realizamos en Bruselas los ferroviarios europeos en defensa del ferrocarril en abril de 1985.

Con Marcelino en abril de 1985 en la estación de RENFE de Madrid Chamartín

Salíamos de la estación de Madrid-Chamartín a las 11 de la noche y allí sorpresiva y agradablemente nos encontramos a Marcelino que sin previo aviso a las diez y pico de la noche fue a despedirnos y desearnos lo mejor en nuestro viaje. Algunas personas pensareis, que “era su obligación” o quizás  “que tontería”, pero en aquellos años que el Secretario General del primer sindicato de este país fuera a despedir a un grupo de jóvenes sindicalistas ferroviarios era lo más. Personalmente aún se me humedecen los ojos cuando lo recuerdo y nunca lo he olvidado. Seguro que el centenar de ferroviarios que íbamos en aquel tren tampoco.

Igualmente nunca olvidare y lo recuerdo con mucho afecto que desde que nos conocimos en 1978, en el primer congreso de los ferroviarios de CCOO, durante más de 30 años, Marcelino, cada vez que nos veíamos siempre me hacia la misma pregunta: ¿qué tal los ferroviarios?.

La última vez que estuve personalmente con Marcelino y Josefina fue en mayo del año 2010, cinco meses antes de la muerte de Marcelino. Todo el mundo que los conoce sabe que son entrañables y su mayor preocupación es que te sientas a gusto y feliz en el rato que estas allí. Lo que más le disgusto a Josefina ese día es que no tuviera magdalenas, sus famosas magdalenas, que en otras ocasiones nos traía con el café, fuera la hora que fuese.

En casa de Marcelino y Josefina en mayo de 2010

Marcelino como siempre, con el periódico “El País” encima de la mesa camilla, subrayando las noticias que consideraba interesantes, pero por estas fechas no pasaba de las primera páginas. En esa época en la portada estaban todas las noticias importantes para él.

Josefina Samper, la compañera de toda la vida de Marcelino, nos hablaba de todo lo que había pasado en los últimos días, de la casa y de su nuevo barrio, en Majadahonda (Madrid), que aunque le gustaba, no acababa de acostumbrarse, después de tantos años de vivir en su Carabanchel, en un tercero sin ascensor, pero por problemas de movilidad de Marcelino se tuvieron que mudar lo más cerca posible de sus hijos.

Lo que si era para Josefina “santo de su devoción”, de esta nueva casa, -aunque fuera atea-, era la cocina. Muy satisfecha nos la enseñaba y decía orgullosa: “algunas veces incluso comemos en ella”. Para comprender el entusiasmo de Josefina hay que tener en cuenta que esta cocina tendría unos seis metros cuadrados y ellos venían de su casa de toda la vida, construida en los años sesenta, de menos de 60 metros cuadrados en total, cuya cocina como era lógico iba en proporción.

Guardo orgulloso y como un tesoro, el libro de Marcelino "Charlas en la prisión", especialmente sobre todo por la cariñosa y preciosa dedicatoria, porque Marcelino no era de las personas que dedican un libro con la clásica frase " con afecto a fulanito, etc, etc", no, Marcelino te lo dedicaba pensando en ti, en lo que había vivido contigo y si además te daba un consejo, mejor que mejor, escrita con una caligrafía firme y fuerte que ya nos gustaría tener a la mayoría de nosotros. Esta es una de sus dedicatorias...


Para conocer el perfil humano de estas dos grandes personas tan cercanas y cordiales, creo que con un par de pinceladas, es suficiente. A mí siempre me impactaron los dos, de ahí que nunca he concebido a Marcelino sin Josefina y tampoco a Josefina sin Marcelino, A partir de su fallecimiento Josefina no tendrá a Marcelino, pero nos va a tener a todas y todos nosotros.


Para finalizar esta breve crónica recordar, para que todos y todas lo tengamos en cuenta, las palabras que pronunció una de las últimas veces que hablo Marcelino, con motivo de la visita de una vecina al hospital, vecina que se quejaba de algo que la había pasado: "Si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante". Descansa en paz Marcelino, un sindicalista que seguro que pasara a la historia de nuestro país y gracias por todo lo que nos enseñaste en vida.


Video en recuerdo y homenaje a Marcelino Camacho,
con la canción de Victor Manuel "MARCELINO" de fondo.



Francisco Naranjo Llanos, director Fundacion Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO 

P.D.- Este articulo tambien se puede leer en la sección de OPINION de Madridiario.es 



4 comentarios:

  1. Marcelino tenía la humildad de los grandes. Afortunados todos los que tuvieron la oportunidad de conocerlo.

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  2. Realmente emotivo a la vez que con una dosis de nostalgia que invade el corazón al ver como han pasado los años. Recuerdo aquellos primeros años, mi primer congreso ferroviario en Cadiz en el que conocí a a dos grandes de el siglo XX:... Rafael Alberti y Marcelino Camacho. ¿Recuerdas quien me los presentó? Y ya ves, aquí los tenemos presentes pues ambos no morirán nunca.
    Joder Paco, has conseguido que me ponga demasiado tiernito a estas horas del viernes. Un abrazo compañero y gracias de corazón...

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  3. Una vez mas, te doy las gracias por compartir con nosotros esos pedacitos de recuerdos tuyos.
    Puede que como dicen algunos, era su obligación, yo no lo creo, creo que fue un bonito detalle, de alguien cercano, y al que se le recordara con cariño.

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  4. Es cierto el ha sido una figura para recordar y más que él luchó contra diferentes grupos para lograr sus ideales, me gusta la pasión que él tenía para expresarse.

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