Seis de los 10 dirigentes de Comisiones Obreras, en la prision de Carabanchel en 1973, |
Esta crónica va dedicada a los jovenes y menos jovenes que no
vivieron aquellos tiempos de la cruel dictadura franquista y que algunos
políticos la quieren blanquear. Jóvenes que han estudiado mucho, seguro, pero
de historia, sobre todo obrera, ha aprendido o le han enseñado poco. Voy a
intentar explicarme con hechos y datos.
Había una vez un país llamado España, en los años 70 del siglo pasado en plena y represora dictadura franquista, que, por el mero hecho de reunirse para hablar de los problemas laborales de los trabajadores, te detenían, y si además te reconocían como líder de los currelas, aunque lo negaras, te condenaban a varios años de cárcel. De eso va está historia. Espero que esta vez jóvenes y menos jóvenes lo entiendan. Esta es la verdadera historia viva sobre “El Proceso 1001”, que en estos días cumple 50 años.
A mediados del año 1972 -en
concreto el 24 de junio- los miembros de la Coordinadora Nacional de las
Comisiones Obreras celebraban una reunión en el convento de Los Oblatos, en la
localidad de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Eran representantes de diferentes
partes de España e iban a debatir un documento en el que se abordaba la unidad
sindical en nuestro país.
Estos sindicalistas eran: Marcelino
Camacho, Nicolás Sartorius y Francisco García Salve de Madrid; Eduardo
Saborido, Fernando Soto y Paco Acosta de Andalucía; Juan Muñiz Zapico “Juanín”,
de Asturias; Miguel Ángel Zamora de Zaragoza; Pedro Santisteban de Vizcaya y
Luís Fernández Costilla de Valladolid. Solo estaban 10, pues, aunque se
esperaban más, por diversas circunstancias, otros no llegaron a la cita.
A los reunidos no les dio tiempo
a debatir prácticamente nada porque la policía les detuvo como si fueran
delincuentes, con las pistolas en el cuello. Se les encarceló y encausó en el
llamado Proceso 1001. Su delito fue reunirse y formar parte de la cúpula
dirigente de Comisiones Obreras. (Asociación ilícita al pertenecer a CCOO
dijeron los jueces del TOP).
Un año y medio después, el 20
de diciembre de 1973, el mismo día en que ETA mato a Carrero Blanco, presidente
del Gobierno de Franco, el Tribunal del Orden Público (Un tribunal represor
franquista), les juzgó y condenó a penas de cárcel de 20 años y seis meses, a
los que más y a 12 años a los que menos. Un total 162 años de prisión, fueron la
suma de las condenas de cárcel a los llamados “Los 10 de Carabanchel”, solo y
exclusivamente por hablar de luchar por la clase trabajadora, nuestra clase.
Un ejemplo de “la Justicia”
que impartían estos Jueces del Tribunal Franquista (TOP), es el comentario del Presidente
del Tribunal, José Francisco Mateu, al enterarse del atentado a Carrero Blanco,
clamo ante los presentes: “No sólo no suspendo el juicio, sino que si por mí
fuera los fusilaba a todos”.
50 años después se cumple el
aniversario del 1001 y desde CCOO y otros estamentos, durante este año 2023, se
ha rendido un merecido homenaje con diversos actos en agradecimiento a estas
personas que pagaron con cárcel, los derechos y las libertades que todos y
todas gozamos ahora en democracia, esos mismos derechos que algunos partidos
políticos como PP y BOX, suprimen y recortan sin escrúpulos en cuanto tienen
capacidad de hacerlo, escudados siempre en “las crisis económicas” y otras
milongas.
Estos hechos no se deben
olvidar, pues cuando algunas personas se les llena la boca hablando
de las palabras libertad y democracia hay que recordarles
que fueron las personas trabajadoras, como "los 10
de Carabanchel", o “Los Abogados de Atocha”, los que, con su
sacrificio, cárcel, exilio e incluso algunos con sus vidas, en
tiempos de la dictadura franquista, conquistaron la
libertad y la democracia en nuestro país y ayudaron a los trabajadores de
nuestro país a conseguir derechos sociales y laborales.
De los diez compañeros
mencionados anteriormente ya no están con nosotros cinco de ellos: Marcelino Camacho,
Luis Fernández Costilla, Francisco García Salve, Juan Muñiz Zapico y Fernando
Soto. DEP todos ellos.
Tuve la suerte de conocer personalmente
a todos ellos, excepto a Luis Fernández Costilla y Juan Muñiz Zapico, “Juanin”,
que fallecieron muy jóvenes. A MarcelinoCamacho, GarciaSalve y Fernando
Soto, incluso les dedique en su día un breve artículo en su memoria y
homenaje. Pinchando en sus nombres se pueden leer las reseñas.
Del resto que voy a decir:
Todos ellos son grandes personas y referentes del movimiento obrero en nuestro
país. Que puedo decir de Nico Sartorius, Miguel Ángel Zamora, Pedro
Santiesteban, Paco Acosta y Eduardo Saborido. Solo contare, que, aunque ya los
conocía, a partir de la conmemoración del 40 aniversario, en 2013, año que la
Fundación Abogados de Atocha le concedió su preciado premio anual, por un
cúmulo de circunstancias tuve la suerte de intimar algo más con ellos, participando
en diversos actos y cursos a delegados y delegadas sindicales jóvenes a lo
largo de cuatro años por toda la geografía de nuestro país.
De Asturias a Extremadura, de
Galicia al País Valencia, de Cataluña a Andalucía, pasando por Cantabria,
Aragón, Castilla la Mancha y Madrid, es decir una parte importante de la
geografía de nuestro país, impartiendo historia del movimiento obrero y en
especial de nuestras queridas CCOO, a cerca de 2000 delegados y delegadas
sindicales, ávidos de aprender y conocer la historia de su sindicato y
participando activamente en estos actos.
Pero para hablar del Proceso
1001 y también de los Abogados de Atocha, -otro de los hechos históricos
ocurridos en nuestro país, de gran trascendencia política y social-
participaron personas que vivieron directamente aquellos importantes momentos.
De todos los participantes, me
gustaría enfatizar la emotividad, a la hora de relatar el entorno socio
político y el atentado de Atocha 55, de Alejandro Ruiz-Huerta, presidente de la
Fundación Abogados de Atocha y sobreviviente del atentado criminal de la
extrema derecha en Atocha 55. Y aunque es de sobra conocido, me sigue
impresionando, la facilidad de palabra y la claridad de como trasmitir las
ideas fuerza, de Nicolás Sartorius, la frescura y cercanía del lenguaje de
Cristina Almeida, la seriedad y convicción en los planteamientos de Pedro
Santisteban, la rigurosidad de Paco Acosta, la facilidad para contar anécdotas
dramáticas, pero con mucho sentido del humor, de Eduardo Saborido y la gran
memoria histórica de Antonio
Montesinos, abogado que este verano pasado cumplió 97 años y al que
le dedique el pasado año un artículo de opinión que se puede leer pinchando en
su nombre.
En aquellos actos, además del
tema protocolario de los cursos, lo fundamental era dar a conocer la historia
del movimiento obrero, el Proceso 1001, los valores del sindicalismo de clase,
como pudo desarrollarse el sindicato en unas condiciones tan difíciles, como
fue la cruel dictadura franquista, los despachos de abogados laboralistas, lo
que supuso para la democracia en España el atentado de Atocha 55, etc., etc.
Todas ellas preguntas que era y es imprescindible responder. Lástima que estas
cosas no se den en los colegios, o al menos en los colegios públicos, pues esto
es también HISTORIA DE ESPAÑA.
En fin, tendría mucho que decir y contar de todo lo que aprendí conviviendo con esas personas, verdaderas historias vivas de nuestro país, pero para una breve crónica, así como para recordar a estos héroes que lucharon por las libertades y la democracia de nuestro país y no por la “libertad de beber cervezas” y también para que se enteren jóvenes y menos jovenes, hijos y nietos de aquella generación, creo que es suficiente.
Francisco Naranjo Llanos,
director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO.