El 18 de abril de 2016 falleció en Madrid a la edad de 69 años, Francisco Caño, Paco para los amigos, victima de una cruel enfermedad (cáncer
de pulmón).
Con una humanidad que servirá de
ejemplo a las generaciones venideras, Paco dedicó cada segundo de su vida a
luchar contra la injusticia social y por la dignidad de las personas que menos
tienen. Por hacer de Madrid y de sus barrios populares lugares más habitables,
solidarios y abiertos. Lo hizo desde el Partido Comunista de España, desde
Izquierda Unida, desde CC.OO. y, por supuesto, desde la Federación Regional de
Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y desde su barrio, de la mano de la
Asociación de Vecinos Villa Rosa, de la que fuera fundador y auténtico alma
mater.
Paco Caño lo fue todo en el
movimiento vecinal. De hecho, no es posible hablar de las asociaciones
vecinales de Madrid sin mentarlo y reconocerlo. La Asociación de Villa Rosa fue
una de las veinte entidades que en 1977 dio vida a la FRAVM, organización que
hoy cuenta con 270 agrupaciones y más de 114.000 socios y socias. Vinculado
desde aquellos primeros años a la “Fede”, el 10 de enero de 2005 reemplazó al
histórico Prisciliano Castro como presidente de la entidad, cargo que ocuparía
hasta el 23 de mayo de 2007, cuando Nacho Murgui, hoy concejal y responsable
del Área de Gobierno de Coordinación Territorial y Asociaciones del
Ayuntamiento de Madrid, recogió su testigo.
Durante sus algo mas de dos años
de su mandato, con el acuerdo de las asociaciones vecinales, el Consistorio de
la capital desarrolló importantes Planes Especiales de Inversiones y
Actuaciones en barrios desfavorecidos de distritos como Villaverde, Puente y
Villa de Vallecas, San Blas, Vicálvaro, Tetuán, Carabanchel y Latina.
Hablar del movimiento vecinal madrileño es hablar de Paco Caño: de su entrega sin límites, de su tesón, de su paciencia infinita, de su coherencia. Persona de convicciones férreas aunque profundamente abierto y tolerante, se dejó la piel para lograr la unidad del movimiento vecinal y de este con otros como el sindical y el conservacionista.
Hablar del movimiento vecinal madrileño es hablar de Paco Caño: de su entrega sin límites, de su tesón, de su paciencia infinita, de su coherencia. Persona de convicciones férreas aunque profundamente abierto y tolerante, se dejó la piel para lograr la unidad del movimiento vecinal y de este con otros como el sindical y el conservacionista.
Gran impulsor de los
huertos urbanos comunitarios, al frente de la Comisión de Medio Ambiente y
Consumo de la FRAVM trasladó a las asociaciones vecinales las visiones y
demandas del ecologismo social. Detrás de la incorporación al movimiento
ciudadano de cuestiones como la lucha contra la polución atmosférica y la
contaminación electromagnética, la gestión ecológica de residuos o los grupos
de consumo responsable, se halla también la huella del infatigable Paco.
Conocí a Paco Caño hace muchos
años, en la década de los 70 del siglo pasado. El militando activamente en las
asociaciones de vecinos y yo en el sindicalismo de clase, en tiempos difíciles
para los vecinos y para los trabajadores y que era necesario aglutinar las
fuerzas de ambas instituciones para conseguir logros para los mas
desfavorecidos.
Por aquel entonces, los dos jóvenes, los dos estábamos
en el mismo lado de la tapia y así hemos continuado. No con todas las personas
que coincidías hace 40 años siguen igual. Como decía un amigo, compañero del
metal: “unas personas evolucionan y otras degeneran”. En el caso de Paco su
evolución ha sido constante, pero sin abandonar el “hilo rojo”, ese hilo rojo
que le ha hecho luchar toda su vida por las causas mas justas.
En la ultima época y por azares del destino
hemos coincidido en el Patronato de la Fundación Abogados de Atocha desde su
creación hace algo mas de 10 años y de nuevo el espíritu de Paco ha coincidido
con la filosofía y el espíritu de la
Fundación que no es ni mas ni menos que conservar y dar a conocer la memoria de
los Abogados Laboralistas asesinados en Atocha 55, hizo el 24 de enero de 2017, 40
años.
Lo recuerdo en la mayoría de las ocasiones con
un libro bajo el brazo pues aprovechaba
cualquier viaje en metro o en autobús para ilustrarse. Buen conversador y con una
buena memoria era una auténtica historia del movimiento vecinal madrileño para
cualquiera que lo quisiera escuchar. Esa cualidad lo convirtió en todo un maestro para jóvenes activistas vecinales.
Una de las ultimas ocasiones que charle
ampliamente con él, al margen de las reuniones del Patronato de la Fundación, hará unos seis meses, por supuesto de política,
fue en una sede que la FRAVM tiene en la calle San Damian, en el barrio de Lavapies,
lugar donde en los últimos tiempos Paco se tiraba horas y horas con una clara, concreta
y decidida ilusión: ordenar la memoria histórica de la FRAVM. Un legado que quería
dejar a disposición de las actuales y futuras generaciones del movimiento vecinal, “pues lo
hecho y además si esta escrito”, escrito
queda. Y no digo más…
En su ultimo adiós en el Tanatorio de
la Paz lo comentaba con la compañera Mari Carmen de la Federación de Vecinos y con Manoli,
su compañera de fatigas: Paco era una persona sencilla, afable y siempre
dispuesta a dar la cara por lo que consideraba justo, sin esconderse, pero a su vez sin protagonismo, pues su autentico afán era conseguir
mejoras para los vecinos de Madrid y
para ello él consideraba necesario la unidad y el consenso vecinal, sin renunciar a sus ideales. Que razón tenia!.
Descansa en paz Paco Caño, los vecinos de
Madrid y tus amigos personales, políticos y sindicales te recordaremos siempre.
Desde la Fundación Abogados de Atocha
decirte que siempre estarás en nuestra memoria.
FRANCISCO NARANJO LLANOS
Director de la Fundación Abogados de Atocha