El
domingo 6 de febrero de 2011, nos dejaba a sus 91 años, José Alonso
Pérez, senador que fue en la legislatura constituyente de
1977,
ademas de ferroviario, sindicalista de CC OO y luchador por las
libertades.
Otras
muchas personas, seguro que podrán rememorar con más motivo que yo
los recuerdos de su trato con Pepe Alonso, sus peripecias en la
clandestinidad o sus detenciones y expedientes. Pero a mí me mueve a
hacerlo el hecho de que su andadura sindical estuvo también ligada a
CCOO en el ferrocarril.
Lo
más conocido de él, ademas de que muchos le llamaban “El
obrero de Tierno”,
fue que en las primeras elecciones políticas, en 1977, se consensuó
en Madrid una candidatura unitaria para contraponer a la derecha, la
candidatura de Senadores por la Democracia. La integraban el propio
Pepe Alonso, por el PSP -el partido de Tierno Galván- , Joaquín
Satrústegui, -de la Alianza Liberal-, Manuel Villar -por la
Izquierda Democrática de Joaquín Ruiz Jiménez- y Mariano Aguilar,
en representación del PSOE.
Recuerdo
que esa fue la candidatura que más votos saco en Madrid y por encima
de la candidatura el voto a Pepe, que fue el más votado no solo
entonces, sino incluso en legislaturas siguientes. Siendo considerado
durante muchos años el senador más votado de la democracia.
También
fue concejal de Alcorcón (Madrid) tras las primeras elecciones
municipales democráticas en 1979, como independiente en la lista del
PCE. Pepe Alonso participo activamente de la tarea que supuso
comenzar a transformar una ciudad dormitorio, llena de carencias y de
necesidades. Por aquel entonces yo también vivía en Alcorcón.
Recuerdo que su dedicación hizo que se pusiera en marcha la Escuela
de Música de Alcorcón, hoy Conservatorio de Música.
Esta
es su historia “oficial”, yo conocía a Pepe, aun
en la dictadura franquista,
en 1976, en una asamblea clandestina en la calle Silva de Madrid, aun
estaba
represaliado
de RENFE, con esa gran voz que tenia por entonces (Hoy lo recordaba,
sobre todo cuando hablando
con su
viuda Dioni, me contaba que en los últimos tiempos había perdido la
voz), explicando los motivos de su despido de la empresa. Una de los
principales
objetivos que nos planteamos los que empezábamos por entonces en el
sindicalismo, era luchar por conseguir la amnistía laboral a los
represaliados
por el franquismo
y
gracias a esa
lucha, tanto Pepe
como
otros compañeros y compañeras volvieron a la compañía
ferroviaria.
Después,
en 1978, tuve el honor, -pues para mi fue un autentico honor-, de
realizar con él a lo largo y ancho de nuestro país, una amplia
campaña de las primeras elecciones sindicales democráticas en
RENFE, después de cuarenta años y
aparte
de su enorme corazón y humanidad, lo puedo decir alto y claro: en un
par de semanas de convivencia, las 24 horas del día y
de la noche,
fue de las personas que más y más claro me enseño
cosas para andar por esto que llaman vida. Tendría muchas anécdotas
que contar de él, pero solo voy a contar dos: Una noche ya en la
habitación de la pensión que en ese día pernotábamos, creo
que estábamos en Zaragoza,
le pregunte:
¿Pepe,
cómo
es posible que con lo que había hecho el régimen franquista con los
trabajadores hubiese en
España
tanto facha? El sencillamente me contesto. “Vamos a ver compañero:
Si tú tienes un campo de rosas y vienen unos bárbaros
y te las pisotean, te las arrancan y las pocas que quedan las siegan
y encima
ni se riegan durante
cuarenta años, ese campo se vuelve un pedregal, es lógico que solo
crezcan malas yerbas y cardos borriqueros y por
supuesto muy
pocas flores, pues por no tener no tienen ni agua de riego. Y eso
paso durante cuarenta años en nuestra querida España, así que
demasiadas flores hay para las dificultades de cultivo que han
tenido”. No pregunte más, me quedo clarísimo el tema.
En
otra ocasión le dije: Joe, Pepe, yo estoy nervioso, tengo que
escribir el tema en un papel, medio aprendérmelo de memoria, mirarlo
de reojo y decirlo en alta voz. Cuando llega mi voz a los currantes
no sé ni cómo llega. Tú lo dices perfectamente todo y te aplauden
a rabiar. Como lo haces. El me contesto, de nuevo con gran sencillez:
“Mira
Paco,
es mucho más fácil que todo eso. Lo fundamental es conocer el tema,
creértelo y decirlo con el corazón. En eso básicamente consiste la
comunicación verbal”….
Y después de un silencio de unos pocos segundos y con una amplia
sonrisa dijo: “Aunque dentro de cinco minutos se te haya olvidado
todo...”. Tampoco necesite más explicaciones.
A
lo largo de muchos años de sindicalismo he pensado y comentado en
voz alta esas enseñanzas
y
qué cada vez que profundizo más en ellas, termino diciendo: qué
razón tenía mi amigo Pepe Alonso.
Hacía
varios años que no sabía nada de Pepe
y mi última conversación con él fue hace poco más de un año, que
me llamo para decirme lo siguiente: “Hola Paco,
soy Pepe Alonso he cogido una lista de teléfonos de amigos que tenia
por aquí y tu estas entre ellos, solo te llamo para despedirme y que
no sea mi familia la que lo haga”. Yo le contesto: es que te vas de
viaje. Y él me dice: “Si,
a un viaje sin retorno, es
que el médico me ha dicho que me quedan poco tiempo de vida y quiero
despedirme de mis amigos antes de irme y tu eres uno de ellos”.
La
verdad que aquella llamada me dejo un poco tocado, pero la achaque a cuestiones de edad. En fin se
nos fue una de las mejores personas que he conocido
y este último año van varias:
Labordeta, Marcelino Camacho… se nos ha ido un hombre digno, una
buena persona y un luchador ejemplar.
Quizás
menos
conocido que otros, pero lo digo con total sinceridad: hoy es un día
triste no solo para mí y otros muchos que hemos conocido a
Pepe Alonso, sino
también
para
la clase trabajadora, pues él era de las pocas rosas que florecieron
y crecieron en ese pedregal que fue durante muchos años nuestro
país.
Estés
donde estés descansa en paz amigo
Pepe y gracias por todo lo que nos has enseñado. Aquí
te recordaremos siempre.
FRANCISCO
NARANJO LLANOS