LEMA DE ESTE BLOG...

LEMA DE ESTA BLOG: ... hay un rayo de sol en la lucha que siempre deja la sombra vencida. (Miguel Hernández)

PINCELADAS SOBRE LOS 1 DE MAYO EN LA HISTORIA


Conmemoramos, este año, el 132 aniversario de aquel Primero de Mayo de 1886, en el que los trabajadores de Chicago padecieron la brutal represión en una huelga y en las manifestaciones en las que reivindicaban la jornada laboral de ocho horas, que constituía la base de unas condiciones dignas de trabajo. Movilizaciones en las que murieron y fueron heridas muchas personas y que culminaron en la revuelta de Haymarket Square. Sucesos que supusieron condenas de muerte, cadena perpetua o numerosos años de cárcel a 8 trabajadores que quedarían para la historia como “Los mártires de Chicago”
También conmemoramos el 128 aniversario del primer Primero de mayo de en España en 1890. Y en dicho sentido recordar que en el Congreso fundacional de la Segunda Internacional celebrado en París el año 1889 se tomó la decisión de celebrar el 1º de mayo como una gran manifestación internacional en esa fecha fija para que en todos los países y ciudades para que los trabajadores reclamasen la reducción de la jornada laboral a las ocho horas.
A partir de esas fechas los 1 de mayo han tenido un largo recorrido cargado de persecuciones, cárcel, dolor, tortura y muerte, bajo acusaciones parecidas, a cargo de los patronos, los poderosos, los ricos y sus ejércitos
Por ello es buen momento para recordar que, pese a los años transcurridos, las formas de explotación de la clase trabajadora siguen siendo básicamente las mismas, aunque se han perfeccionado de tal manera que, al igual que en aquellos lejanos días, son presentadas y asumidas como inevitables y hasta necesarias.
Y, sin embargo, la clase trabajadora sigue existiendo, porque la explotación de los trabajadores y trabajadoras no ha desaparecido. Es más, esa explotación se ha despojado de la careta y se nos muestra en su más cruda realidad.
En fin sigamos con la historia. Como decía antes tendríamos que remontarnos a 1890, cuando se celebro el 1 de mayo por primera vez en nuestro país, con unas organizaciones del movimiento obrero  dividido. Por un lado el anarquismo que convoco huelga general, mítines y manifestaciones para el 1 de mayo y siguientes días y por otro los socialistas  que convocaron mítines y manifestaciones para el día 4 de mayo.
En Madrid los anarquistas protagonizaron mítines el día 1, destacando el celebrado en el Retiro, mitin  y que continuó con una manifestación hasta el Congreso de los Diputados donde se entregó un escrito con reivindicaciones obreras a su presidente, Alonso Martínez.
Los socialistas realizaron un mitin el 4 de mayo y después se encaminaron con un cortejo de treinta mil personas a entregar al presidente del gobierno la tabla reivindicativa, por aquel entonces Sagasta.

El balance del primer 1º de mayo español fue significativo. Al ser la primera movilización obrera general el éxito fue indudable y, por consiguiente, tanto los patronos como el gobierno comenzaron a ser conscientes que, a partir de entonces, había que tener en cuenta al movimiento obrero.
En cuanto en los siguientes años, aunque en principio no se tenía pensado repetir la convocatoria del 1º de mayo, el éxito de las convocatorias de 1890 en las grandes ciudades europeas hizo que diversas organizaciones del movimiento obrero europeo se pronunciasen en los meses posteriores para su reedición, continuando siendo la reducción del tiempo de trabajo la bandera del 1º de mayo de 1891 con menor éxito que las movilizaciones del año anterior y mayor dureza represiva por parte del gobierno de turno español, en este caso el del conservador Canovas del Castillo.
Es esa época es de destacar los primeros de mayo de los años 1913 y 1914: En esos dos años las mujeres tuvieron un protagonismo especial. El primero de esos dos años encabezaban las manifestaciones los niños de las escuelas laicas y las damas rojas que entonaban la Internacional, la Marsellesa y otros himnos y canciones de la clase obrera.
En 1917, después del octubre revolucionario ruso y el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores, como resultado de los desastres de la guerra, Europa conoce una gran efervescencia social, que se traduce en tumultuosos avances de las organizaciones sindicales y en estallido constante de huelgas, que en España se concreta en la exitosa huelga general de 1917 y la consecución en una gran mayoría de países de Europa de las anheladas jornadas de 8 horas. 
A partir de entonces se alternaron años en los que se autorizó la celebración con otros de prohibición. El Primero de Mayo de 1919 fue tranquilo en Madrid. La manifestación se desarrolló desde la plaza de Isabel II hasta la plaza de la Independencia, y por la tarde los obreros y sus familias merendaron en la Dehesa de la Villa.
Al año siguiente, 1920, hubo incidentes en la manifestación madrileña porque hubo disparos en la calle Arenal, aunque no pasó nada más. En ese año, en las peticiones al gobierno se solicitó el restablecimiento de las garantías constitucionales y una reducción del ejército. No pudieron faltar las reivindicaciones obreras: el cumplimiento de la legislación social y el abaratamiento de los precios de los alimentos.
La celebración del año 1922 además de las manifestaciones se convoco un paro de un día. Las peticiones siguieron mezclando lo sindical con lo político, destacando la protesta contra la guerra de Marruecos. En esos años, Largo Caballero desempeñó un gran protagonismo en el Primero de Mayo.
En la Dictadura de Primo de Rivera (1923/1930) fueron prohibidas las manifestaciones y la celebración del 1 de mayo, pero se permitió que los socialistas realizasen actos de tipo cultural en recintos cerrados, como conferencias. También se permitieron las reuniones de ocio y deporte en el campo: en la Dehesa de la Villa y en Puerta de Hierro siguieron desarrollándose.
Pero el gobierno siempre desplegó muchas fuerzas para evitar manifestaciones y concentraciones de otro tipo. Eso no fue obstáculo para que se diesen paros, especialmente en el comercio.
Primo de Rivera nunca quiso reprimir con dureza a los socialistas, dentro de su estrategia para que colaborasen en el sistema corporativo, frente a la represión sin miramientos que sufrieron los anarquistas.
El Primero de Mayo de 1931 fue extraordinario, en especial por dos razones. Se celebró a las pocas semanas de la proclamación de la República y, sobre todo, porque fue la primera celebración como fiesta oficial. Efectivamente, el gobierno provisional, a propuesta del ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero, había establecido el día 1 de Mayo como Fiesta oficial del Trabajo.

La celebración de 1931 fue una manifestación de alegría democrática en todo el país. En Madrid se puso en marcha pasadas las diez de la mañana. La capital estaba llena de banderas republicanas. En la cabecera de la manifestación iban del brazo el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel Unamuno, el ministro de Trabajo, Francisco Largo Caballero, el ministro de Hacienda, Indalecio Prieto y el alcalde de la capital, Pedro Rico. También hubo representantes del movimiento obrero occidental y de la OIT.
En los recuerdos de la historia del 1 de mayo, es destacable que meses antes del golpe de estado de Franco y de la posterior  guerra in-civil, el 1º de mayo de  1936, fue un gran primero de mayo de unidad obrera y frente popular, celebrado poco después de la victoria política del Frente Popular en febrero de ese mismo año. Ese año se manifestaron en Madrid medio millón de personas. Las banderas rojas se mezclaron con la tricolor de las republicanas, en el cortejo de los manifestantes que expusieron sus reivindicaciones al presidente Azaña.
La alegría duro poco, pues dos meses después,  una parte del ejército se alzo en armas contra la Republica dando así el inicio de la guerra in-civil y la posterior dictadura a partir de 1939. Durante los tres años que duro la guerra los actos del primero de mayo fueron muy escasos, entre otras cosas porque donde triunfo el golpe de estado lo primero que hicieron fue prohibir cualquier tipo de movilización.
Y ya en la Dictadura Franquista, ese periodo negro de nuestra historia, se suprimió la festividad del 1 de mayo. Concluida la guerra una orden del 9 de marzo de 1940 ratifico la suspensión, hasta el año 1956 que el ministro del sindicato vertical José Solís, después de una visita al Vaticano, se adhirió al uno de mayo, como fiesta de SAN JOSE OBRERO, “por solidaridad con la disposición de la Santa Sede”.
A partir de 1957 la Organización Sindical Educación y Descanso organizaría todos los años un espectáculo denominado “demostración sindical”. Grupos de trabajadores y trabajadoras realizaban ejercicios gimnásticos y folclóricos ante el dictador en el estadio de Chamartín. (Actual Bernabeu).

Pocos años después estos actos se complementarían con la retrasmisión por TV de dos espectáculos de masas más populares por entonces. Un partido de futbol y una corrida de toros, procurando que estos los protagonizaran los toreros situados en la cima del escalafón y que el partido de futbol lo jugasen dos grandes equipos. El objetivo era retener a los trabajadores en sus casas y no asistieran a los actos ilegales que comenzaban a convocar el movimiento obrero y la oposición clandestina.
A partir de los años sesenta con la revitalización del movimiento obrero a través de las Comisiones Obreras, comenzó a generarse una nueva dinámica en relación con la celebración del Primero de Mayo. El día anterior, es decir, el 30 de abril, se establecía como jornada de lucha con paros cortos, boicots al transporte colectivo de las grandes empresas y minutos de silencio en los comedores de las fábricas
También a partir de 1960, las organizaciones de la Acción Católica, inician un despertar crítico. Comienzan a proclamar la dignidad obrera, especialmente a través de las organizaciones la HOAC y de la JOC “Juventud Obrera Católica”. De manera paralela estas organizaciones comienzan a colaborar con militantes del movimiento obrero.
Como ya he comentado la festividad del 1 de mayo quedo suprimida y el derecho de reunión, manifestación y huelga  y hasta 1962 estuvo tipificado como delito de rebelión militar. En estas condiciones eran difíciles por no decir imposible  hacer grandes actos.
A pesar de ello a partir de los años 60 el PCE y las incipientes CCOO, llamaban a manifestarse en la calle el 1 de mayo, lanzando octavillas.
La respuesta a estos llamamientos no era una manifestación tal como la conocemos hoy. Eran concentraciones más o menos numerosas en las aceras en torno a locales sindicales del vertical.
Y fue a partir de 1962, después de las huelgas mineras de la primavera y hasta 1976 cuando en España dibujaría una curva ascendente de conflictividad laboral, incluidos los 1 de mayo. Por ejemplo en el 1 de mayo de 1967 en Madrid miles de trabajadores se dieron cita en  Gran Vía, recorriendo de arriba abajo y al revés las amplias aceras de esa calle madrileña.
En 1975 y 1976, en un contexto sin precedentes de la conflictividad laboral en España se dio un paso más desafiando en la calle a las autoridades el 1 de mayo de manera masiva.
En Madrid, además de los repetidos y masivos saltos y cortes de tráfico de por la mañana, por la tarde nos íbamos a la Casa de Campo donde la policía armada a caballo trataba de dispersarnos cuando nos concentrábamos.
Las organizaciones sindicales fueron legalizadas en abril de 1977. Por entonces ya habían sido legalizados los partidos políticos. A pesar de ello el Gobierno de Adolfo Suarez prohibió las manifestaciones del 1 de mayo a lo largo y ancho de la geografía española. De forma excepcional fueron autorizados algunos mítines en recintos cerrados. 

En Madrid se había convocado una concentración con mitin incluido en los alrededores del campo del Rayo Vallecano, en la popular barrida de Vallecas. La policía disperso con material antidisturbios a todos aquellos grupos  de trabajadores que intentaron concentrarse a lo largo de la mañana. No se pudo realizar el mitin.
Por la tarde se había organizado una fiesta campestre en el Pinar de las siete hermanas en la Casa de Campo, fiesta que tuvo un carácter pacífico hasta que al final de la tarde intervino la policía.
La jornada de aquel 1 de mayo de 1977, se saldo con tres heridos graves, doscientos heridos de diversa consideración y centenares de detenidos.
Y fue en 1978 cuando de verdad, tras la vuelta a la democracia, realizamos un 1 de mayo en libertad. La prensa destaco al día siguiente la normalidad ciudadana con la que trascurrió la conmemoración y en la que participaron centenares de miles de personas. La manifestación central se celebro en Madrid bajo una constante lluvia. A pesar de ello se calcula que acudieron a la manifestación alrededor de trescientos mil trabajadores, que desfilaron desde Paseo de las Delicias a la Puerta de Alcalá, con servicio de orden impresionante, de cerca de diez mil militantes. Todo en un ambiente general de entusiasmo.

Este año 2018 hay convocadas 80 manifestaciones en el conjunto del estado español, con el slogan “Tiempos de ganar” y las principales reivindicaciones se centran en reclamar mas y mejor empleo, mayores salarios, pensiones dignas y mas igualdad.
Esperemos que la clase trabajadora este, una vez más, a la altura y se manifieste masivamente en las calles, al igual que se ha hecho durante los últimos cuarenta años. Los motivos y la fecha lo merecen.
FRANCISCO NARANJO LLANOS
Director Fundación Abogados Atocha

JOSEFINA SAMPER: SE NOS FUE UNA LUCHADORA POR LA LIBERTAD

Ayer, en el cementerio civil de Madrid, le dimos el último adiós a una gran luchadora por la libertad. Justo el 14 de febrero, día de los enamorados. Y enamorados hemos estado muchas personas de ella, por su coraje, por su capacidad, por su paciencia y por su solidaridad con los demás, Y siempre, lloviera lo que lloviera,  con una sonrisa en sus labios.

Si, seguro que sabéis a quien me refiero. A esa gran mujer que fue  Josefina Samper Rojas, nacida en un pequeño pueblo de la Alpujarra andaluza, Fontán (Almería), un mes de mayo de 1927 y que murió en Madrid el 13 de febrero de 2018, a la edad de 90 años.
Josefina es esa mujer, que la gran mayoría de las personas que la han oído nombrar, la asocian con “la compañera y camarada de Marcelino Camacho”, “la que le hacia los jerseys rojos burdeos”, “la que  le llevaba comida a la cárcel”, ”la de las famosas magdalenas”…
Y sí, todo eso es cierto, pero para su familia y para los muchos que la conocimos mas de cerca, era más,  mucho más. Era de esas mujeres-coraje con una gran capacidad, organizativa e intelectual, para salir de los muchos problemas que le ha deparado la vida y la época que le toco vivir. En fin de esas que nos dan “sopas con onda” a los hombres.
Con solo 4 años emigro con su familia a Oran (Argelia). Allí muy joven comenzó a trabajar como pantalonera en un taller de confección. A los 12 años comenzó su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y a los 14 se afilió al Partido Comunista (PCE) de la mano de Roberto Carrillo, hermano de Santiago Carrillo.
Entre otras cuestiones, como militante del PCE, organizó a los niños de su barrio, usando latas a modo de tambor, como contraseña para avisar cada vez que llegaba la policía en busca de los refugiados republicanos escondidos. En una ocasión nos contó, que como las batidas de la policía eran frecuentes,  a los niños no les dio tiempo avisar y un refugiado salio huyendo  y fue abatido a tiros por la policía. Se acercaron a ver que había pasado y vieron al refugiado chorreando sangre. No volvieron a saber nada de él y aquellas imágenes las ha recordado toda la vida.
Nunca fue una militante pasiva, en  ese tiempo también creó una especie de cooperativa dedicada a la fabricación de zapatillas de rafia con la que contribuía mantener su casa, así como la de muchas otras familias, en su mayoría de emigrados políticos. Josefina se responsabilizó de conseguir la rafia. Los beneficios eran divididos en función de los pares de zapatillas que hacían, siendo Josefina la que obtenía las menores ganancias.
Lo que si ha marcado el resto de su vida a Josefina fue un día de 1944 que conoció a Marcelino Camacho. Tenía ella 17 años y formó un grupo de apoyo a los refugiados políticos. Ella se encargo de organizar un acto de recibimiento a tres compatriotas huidos de un campo de concentración de Tánger. Uno de ellos era Marcelino, que tenía por aquel entonces 25 años. “Cuando lo vi., no pesaba ni 28 kilos, no tenía nada más que pelo y un mono con la P de preso”, nos contaba un día en su casa, delante de un café y un exquisito plato de sus famosas magdalenas.

Cuatro años más tarde, en 1948, se caso con él. "Un día me llamó, me preguntó si tenía novio, le contesté que no me había dado tiempo más que para trabajar y tirar para adelante. Me dijo que si dábamos un paseo y a los pocos minutos me pidió noviazgo". Josefina no lo dudó: “Yo tenía muy claro que sólo me iba a casar con un hombre con el que compartiera mis ideas".
 
Con el noviazgo a Marcelino le llegaron los potajes de la señora Piedad, su futura suegra, y, con ellos, en seis meses engordó 20 kilos. El casamiento fue en la alcaldía de Orán, que el fotógrafo convirtió en boda adornando con velo y flores el pelo de Josefina.

Josefina nos hablaba de todo esto y de muchas mas cosas desde su casa en un barrio de Majadahonda (Madrid). Serian los primeros meses del 2010 y llevaba muy poco tiempo allí y aunque le gustaba, no acababa de acostumbrarse, después de tantos años de vivir en su Carabanchel, en un tercero sin ascensor, pero por problemas de movilidad de Marcelino y ayudados por CCOO, se tuvieron que mudar lo más cerca posible de sus hijos Yenia y Marcel.

Volviendo a su vida de militante (o como dicen algunos ahora, de activista), cuando volvieron a España,  en 1957, tras el indulto de Marcelino, vivieron en Carabanchel, en un modesto piso, piso en el que residieron mas de 50 años. En el barrio de Carabanchel continuaron ambos su actividad política y sindical clandestina que llevó a los sucesivos encarcelamientos de Marcelino. Entre las distintas caídas Marcelino cumplió 15 años de cárcel.


En los años 60 del siglo pasado, Josefina y otras mujeres, la mayoría de ellas esposas de presos, ​ se movilizaron, creando en 1965 el Movimiento Democrático de Mujeres  -germen del actual movimiento feminista-, dedicado a luchar, dentro y fuera de nuestro país, para ayudar a los presos políticos,  logrando ciertas mejoras en las condiciones en los que estos se encontraban detenidos. Por cierto que pensando en su ejemplo, en el 2008 la Fundación Abogados de Atocha concedió el premio que lleva su nombre a las mujeres de los presos politicos,  a las que quisimos reconocer su valor y su compromiso,  porque, como Josefina, fueron mujeres que padecieron muchas penurias,  con sus maridos sin trabajo, perseguidos, encarcelados, torturados, etc.

En diferentes épocas las mujeres  han sido las musas, la motivación y el pilar de muchos hombres que la historia ha designado como importantes en sus tareas. Y en el caso que nos ocupa sin ellas, sin esas Josefinas, no   hubiera sido posible  la fuerza  del movimiento obrero en nuestro país y la lucha que se libro por la libertad sindical y la democracia en la dictadura franquista  y en la transición.

Hoy aprovechando que estamos hablando de esa gran luchadora que fue Josefina Samper,  quiero recordar  a dos mujeres que apoyaron a dos grandes hombres, cada uno en su actividad.  Mujeres que por azares del destino, incluso llevan el mismo nombre: Josefina.

Josefina Manresa fue para  Miguel Hernández, además de  esposa y madre de sus hijos, musa de inspiración poética y guardiana de su legado en los duros años de la clandestinidad.  Quizás el conocido  libro de versos “El rayo que no cesa”, es uno de los que mejor lo refleja esa influencia.

En cuanto a Josefina Samper, compañera de toda la vida de Marcelino Camacho, poco tendría que decir. Los que hemos tenido el honor de conocerla antes y después de la muerte de Marcelino, sabemos muy bien lo que ha significado para Marcelino y para la lucha por la libertad, la democracia y la justicia en este nuestro país.

Dice el  viejo dicho popular que detrás de cada hombre siempre hay una gran mujer. En boca de Josefina, esta lo aclara, “Nunca he estado, ni delante, ni detrás de Marcelino; ni he sido más valiente, ni menos. Caminábamos el uno al lado del otro. Lo que pasa es que las responsabilidades de cada uno fueron distintas”.

En definitiva, la vida de Josefina fue su familia, su partido, sus comisiones obreras, la lucha por la libertad y por la igualdad. Tras la muerte de Marcelino, también su vida ha sido seguir siendo su voz, transmitiendo su memoria y la de tantas luchas en común. Ahora a menos de un mes del 8 de Marzo, día Internacional de las Mujeres, el ADN de Josefina reforzara el compromiso de las movilizaciones convocadas para ese día, con el fin de combatir todas las formas de violencia y de discriminación contra las mujeres.

FRANCISCO NARANJO LLANOS

Director de la Fundación Abogados de Atocha

41 ANIVERSARIO DE LOS ABOGADOS DE ATOCHA

El miércoles 24 de enero de 2018, como cada año, recordamos aquella nefasta fecha del 24 de enero de 1977 en la que un grupo de pistoleros de extrema derecha entraron en el despacho de abogados laboralistas de Atocha 55 y ametrallaron a los allí reunidos. Resultado cuatro abogados y un sindicalista muertos y otros cuatro abogados malheridos. Eso ocurrió hace 41 años  y como cada año, a primera hora de la mañana del 24, en Madrid, visitamos los cementerios de Carabanchel y San Isidro y realizamos una ofrenda floral  en la plaza de Antón Martín, junto al simbólico “Abrazo” del artista Juan Genovés.

Después, a media mañana, damos comienzo al tradicional acto conmemorativo en el Auditorio Marcelino Camacho de las Comisiones Obreras de Madrid, en el cual la Fundación Abogados de Atocha,  cada año, -y hoy hace ya 14-, hace entrega  de sus premios y reconocimientos a las personas y entidades que hayan llevado en su trabajo el ADN de los de Atocha: Su lucha por la libertad, la democracia y la justicia.

Este año, el reconocimiento a ese trabajo de dignidad, de libertad y de justicia, donde se basa el espíritu de Atocha, ha recaído en la persona de José, “Pepe” Mujica y en la organización  no gubernamental Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Pepe Mujica, que por indicación médica no estará con nosotros, -nos ha enviado un saludo a través de un video-  es un referente de lucha y de dignidad. Un verdadero  auténtico preso político, que en su periplo por las cárceles uruguayas, cerca de medio centenar de ocasiones fue internado en celdas de aislamiento, pero sobrevivió física y mentalmente gracias a la solidez de su ideología, de sus principios, de su dignidad.


Con la llegada de la democracia en su país fue elegido diputado en 1994, posteriormente senador y en 2005, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, hasta que en 2009 alcanza la presidencia de su país, Uruguay.  Bajo su presidencia se dio especial relevancia a la educación y el medio ambiente, a la vez que se convertía en el mandatario más humilde del mundo porque llevó a la práctica su máxima: “los políticos tenemos que vivir como vive la gran mayoría, no como vive la minoría”.

Por otra parte, Reporteros Sin Fronteras, la institución galardonada también con el premio de la Fundación Abogados de Atocha, lleva ya muchos años realizando la difícil labor de velar por el oficio de periodista, por lo tanto por la libertad de opinión y expresión, que es la base fundamental de una democracia. En la actualidad los periodistas están en el punto de mira de los poderosos. Un punto de mira que en muchas ocasiones es literal.

Solo hay que ver los datos del último informe de RSF. En los últimos quince años se han contabilizado más de 1000 asesinatos de periodistas en el mundo. Y aunque hay una tendencia  a la baja los datos siguen siendo igual de alarmantes.

En España la situación también es preocupante, pues nuestro país se encuentra en zona amarilla, en el puesto 29 de la libertad de expresión. Por debajo de países como Letonia, Cabo Verde, Ghana, Uruguay, Namibia, República Checa, etc

Reporteros Sin Frontera en nuestro país, al igual que venimos haciendo otras organizaciones, entre ellas las CCOO,  denuncio la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como la “ley mordaza” por el impacto tan negativo que tiene en la libertad de expresión y de información y que ya esta teniendo consecuencias entre algunos profesionales de la comunicación en España.


En fin un año mas, que desde las CCOO y desde la Fundación queremos recordar y 
homenajear a esos héroes de la libertad que son y seguirán siendo los Abogados de Atocha, pues como dice en muchas ocasiones, Alejandro Ruiz-Huerta, presidente de la Fundación Abogados de Atocha y ultimo superviviente de aquel brutal atentado, citando al poeta francés Paul Eluard : "Si el eco de su voz se debilita pereceremos".

FRANCISCO NARANJO LLANOS

Director de la Fundación Abogados de Atocha